Tradiciones encadenadas
El primer Lunes de cada mes, es día de sirenas en el reino sueco. Desde finalizada la Segunda Guerra Mundial hasta hoy, sueltan sus gemidos las alarmas antiaereas llenando el cielo de este país de angustias y lamentos. Es tal vez, el ultimo resquicio de la Guerra Fria, que burócratas por generaciones de génes sociales y políticos, no se atreven abolir. A quién se le ocurriria borrar de un picelazo las Navidades, por ejemplo?
Y durante más de cuarenta años han sonado estos gemidos, primer Lunes tras primer Lunes de cada mes. A mi no me parece una tradición digna de conservar. Porque si a alguna nación extranjera se le ocurriese bombardear Suecia desde el aire, por supuesto que eligirian uno de esos Lunes en que nadie se preocupa de tales lamentos cabalgando por sus cielos. Porque esas sirenas ya estan incorporadas a nuestro vivir. Asi como los campanazos de las iglesias católicas, o los cánticos agradables de las mezquitas musulmanes. Y después de haber estado unas cuantas veces en Turquia, debo reconocer que hasta echo de menos la musicalidad de los mensájes en árabe que salian a cada hora de las mezquitas oficiales, y que ni siquiera los turcos seculares logran entender.
La maldad viene del infierno, dicen. Y el infierno estaria en las entrañas más profundas de la Tierra. Y la divinidad en el cielo. Desde donde cae la lluvia, la nieve y los rayos solares. Y desde donde los vientos soplan nuestras esperanzas y los tornados las barren para siempre. Justamente desde alli, suenan las añejas alarmas antiaereas suecas y también la agradable música de un atardecer en Alanya.
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