El tiempo
(Visita también: Héctor Díaz )
Es tiempo de las hojas secas;
los cromos tienen la fiesta de los matices,
verdes que se comen la clorofila,
tiritando su graciosidad impoluta
danzando la danza de los ditirambos,
camino al cielo de nubes ribeteadas de blanco,
en un camino que no tiene marcha atrás,
el tiempo.
En unos días lloverán marrones,
los amarillos llenarán los huecos de las rocas,
papel picado de un carnaval salvaje,
detrás de la ventana se cerrará tu alma,
diremos las mismas palabras de todos los ciclos,
despreciaremos el silencio del olor de nieve,
nos aburriremos con las horas muertas de la noche,
el tiempo se come los momentos.
El pasado verano será un recuerdo,
detrás de la ventana, va ese hombre
es el hombre de todos los hombres,
detrás de una botella va ese sueño,
como reclame, le acompañan las palabras,
en esta época de cemento y plomo,
habla de libertad, del hombre, de la vida
de un perro muerto, de la sonrisa,
de una dentadura de paso,
de que la comunicación,
también es una cuestión de clases,
de que tenemos miedo, al tiempo
cuando las alegrías no nos forjaron,
un abecedario de mañanas.
Me puedo morir en paz
en un otoño de hojas secas,
de sueños sin batallas y sin espadas,
ese hilo de sangre, que va llenando el tiempo.
Lejos está la guerra de este otoño,
son otros niños, otras mujeres, otros viejos,
los muertos,
otras ventanas, otras rocas, otras montañas,
mueren por el petróleo nuestro
de la tierra de ellos.
Son los hombres del camino sin regreso,
otros sueños, otras palabras, abstracciones del silencio,
un horizonte que se rompe en la montaña,
en la arena del desierto, en la selva del trópico
y se aleja en mar abierto.
Avatares del tiempo,
las mismas cicatrices,
arrugas en la geografía del cuerpo,
el tiempo no nos lleva,
somos nosotros ...
que lo vamos haciendo.
Héctor Díaz
17 september 2009
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