A solas
En el híbrido, invierno de mis días,
invernaban mis sueños alocados,
nada di, ni dejé ni fue pedido,
hasta el final, inercias sin sentidos,
esa energía conseguida a plazo,
para un mundo que subyace, en sus bostezos.
Hacía el espacio huye mi delirio,
a consultar el estallido en su origen,
acelerada, expansiva, se dilata
en las galaxias ralas y sin sentido,
palabras labrando su propio, camposanto,
diccionario para locos, sin sentido.
La distancia, es tan solo un accidente
el abajo y arriba, es campo incierto,
no existe el norte, el sur, ni los caminos
estrellas solas, soles escondidos,
agujeros negros y mares de aerolitos.
La galaxia interior que me acompaña
tiene su medioevo, su pasado,
la eterna discusión sobre las cosas,
-¿quién derrota al oro y sus pecados?
Saturno cuestionando a Salomón,
o Sancho ironizando a su señor,
el tiempo va haciendo y deshaciendo
la bufanda que Penélope nos teje.
En la longeva soledad que me acompaña
me escapo hacia el planeta de los solos,
aplanizo, en rocas milenarias
ahí tan solo, me espera el Principito,
juntamos arena con la lengua,
somos turistas en nuestros propios corazones,
no hay referencias de tiempo,
ni sonaran las cuerdas de la mejor guitarra.
Mi onírico bostezo que niega a desflorar,
como el artista que se quedo sin público,
en la inmensidad de un cosmo incierto
como un discurso, para salas vacías.
Somos el mundo que llevamos adentro,
en donde estemos, vamos, o nos toque llegar,
haremos de las rocas, nuestro mejor amigo
y aunque no exista el agua, las haremos al llorar.
Héctor Díaz
2011-10-13
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