Amor, juego, poesía (de tumbo en tumbo)
Si la magia de la prosa desbordase,
se rompería en cuandrantes mi poesía,
tendríamos canteros simétricos, igualitos
prosapopéyicos de la fruta y la verdura
de un supuesto arte fingido del jardín
¿poesía en fin? poesía, sudando
de tanta ritma medida,
desconfío y viceversa
que el agua, la lluvia, el viento
seguirían creando versos, aunque nadie los escriba.
Nostalgia de los nostálgicos, la nostalgia compartida,
literatura, eslabón entre la flor y la vida
un inolvidable amor, un beso de despedida,
una mano que señala tu silueta dominguera,
un espejo que no miente tus heridas pasajeras,
los airosos deseos tan fingidos y tus segundos remingos,
bruto alado, cabalgando en cielo abierto
forma de nube, cuadrúpedo alzado,
casco que se hunde en la herida de la espera,
rapto, siempre un juego de vuelos consentidos.
Crecer, crecer es vivir perfumes nuevos,
vivir es un misterio, cajita de Pandora
donde se sueltan las ansias, que siempre tienen precio.
Liberar la poesía ¡Qué premisa¡
espíritu de parra, mesa bien servida,
niños de pies descalzos, niños volando
fantasía del juego, instinto airado
juntemos toda la fuerza del futuro,
juguemos a la libertad, al arte
estamos a tiempo, nunca es tarde.
Por las ventanas siguen entrando mariposas,
vienen del barrio de los colores,
revolotean en la cabeza de los hombres,
son las ideas con sus generaciones de fracasos
aprendiendo un nuevo vuelo, dejar los pies de barro,
que el río de aguas claras nos devuelva el alma.
Un hado aedo hace sonar un tango,
SUR, para que sepan los muchachos,
la métrica de tumbo y sin rumbo,
dice cosas de ningún sentido,
de versos que nunca dijo, los que nunca borroneó
los que naufragan al viento o se quedaron escritos
en la emulsión borrosa de una ventana muy fría.
Por lo tanto no pregunten,
sobre moral, ni cariño, de ser o de haber sido,
de tener o no tener, de largos o cortos caminos,
de mañanas con cantares, de voces rojas de vino,
con su granito protesta, como gritando al silencio,
haciendo la resistencia, al capital y al olvido.
Pasar por todo una vez, pasar ligero, ligero
ser mano en el viento abierto, remo ancho y timonel,
acercándonos al puerto, o quedarse en el pantano,
donde se hunden tus pies, donde se ensucian tus manos.
Me engancho en la vela blanca,
del lanchón de las derrotas, los que siempre están dispuestos,
de grito en grito, alarido, a caer en la batalla,
levantando la incolora, bandera de la derrota,
de los pobres que no tienen más que las horas contadas,
anónimos sufrimiemtos, sin historias y monumentos,
solo gritos y gemidos, que llenan los cementerios.
Tristes balas de rebeldes, edificando poesía,
entre ardores libertarios, y sonidos de utopías,
entre sonidos cuzados de tambor y batería,
donde se escribió la historia, de tu única sonrisa.
No se trata del poder, se trata de democracia,
bien abiertas las ventanas, vientos del pueblo queridos,
cabalgando a contrapelo, por los caminos del tiempo
con las cerradas arengas, de los clarines de carga,
para dejarle al futuro, sencillamente un suspiro.
Héctor Díaz
2011-03-11
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