Gracias, por esas cosas lindas de tus cartas!
(Visita también: Héctor Díaz)
Gracias por escribirme tantas veces,
las nostalgias de todas las maneras,
es que ahora llueve y no me olvido
que el amor sigue entrando por la puerta.
Ni me olvido de darte las gracias
por la ropa que tejiste con palabras,
era la señal de que no entrara,
y me fuera despacito de esa tierra.
Yo ya no soy el que fuí, ni dejé de ser tu rostro,
tu noche de ternura esta cercana
en la galaxia de los hombres grandes
entre libros, abrazos y mañanas.
Te acordás de la foto en blanco y negro,
se escapó tu sonrisa de ese marco,
garabateabas calle, con tu tranco lerdo,
me hablabas de Cervantes y de Kafka,
me señalabas lo lindo de la calle
con los autos siempre mal parados.
Se enamoraban los árboles copiosos
en la irresistible brisa del verano,
y la luna haciendo travesuras
enloquecían los gatos de aquel barrio.
Una doña con los higos,
un don armando su tabaco,
yo por vivirlo todo
y tú carpeteando del pasado.
Todo para hacer, y el hombre nuevo,
escondido tras del sueño del verano.
el cantero germinó, otros geranios,
las lunas se gastaron en los campos,
las semanas se juntaron, y los años,
entre nubes , entre soles y chubascos.
desgastaron el mapa de ambos,
Fuímos herrantes náufragos del espacio.
después tus cartas, pacientes disimulos
a veces preguntando por la gente,
y otras veces apostando a la esperanza.
Lo común, el agua tibia,
aquel poeta oriundo de los campos,
una mano atrás, otra adelante,
la tozudez de un ideal entre comillas ,
el aprender que la gente
es igual en todos lados,
con sus miedos, sus aciertos y desaciertos.
son terrones de esta tierra,
son manos con amor o con reservas,
después de la lluvia viene el barro,
el hombre se endereza y caminando,
vuelve a comenzar, aunque nos cueste,
pues la vida exige eternos cambios.
Héctor Díaz
Octubre del 2008, en Estocolmo
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