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reflexiónes desde las cloacas

Villegas; héroe ahuachado por ministra

Villegas; héroe ahuachado por ministra

Y “Tolerancia cero” complice de la violencia, hasta que no pruebe lo contrario

 Lo reitero: la ministra Albornoz tiene manejo de lenguaje y Villegas, símbolo sexual... perdón, símbolo fálico-político de muchos hombres, pareciera, salió trasquilado. No era tan choro como mostraba, o más bien como tantos y tantas interpretaron en este $hile, paisito pequeño aislado por una cordillera, que aunque hermosa, parece desatar en nosotros el narcisismo y hacernos pensar que estamos solos en el planeta.  Villegas que en realidad de este problema, la Violencia contra las Mujeres, no sabe nada (y tampoco se informó) cultiva una imagen de referente político (en los tiempos que corren, no es difícil...) y de intelectual duro de matar, pero a la afirmación: “Me encantaría estar en la casa con el plumero haciendo el aseo, como mi esposa…” que él mismo hizo, la respuesta desafiante de la mujer que tenía al frente fue: “¿Y por qué no lo hace entonces?”. El, supuestamente brillante (en realidad brilloso, que no es lo mismo…) titubeó y las neuronas masculinas que dice que tiene, se le aconcharon, no pudo responder nada que pareciera inteligente, sólo lo que ya todas y todos sabemos: “La desigualdades, ministra…”, dijo en voz más bien bajita (así como mamón). Lo dijo ahuachado por el poder estatal de una mujer con jinetas: una ministra. Una mujer que desde su sillón oficial, institucional (patriarcal) sabe lo que dice y cómo mirar a un… nada más que opinólogo. ¡No sos nada! (lo digo a sabiendas de insignificancias en mí misma…) nada más que casi un Bombalé: bastante gritón, mediático, bueno para autoproclamarse el mejor, de yapa publicitar que ha leído Historia Medieval (en un país donde casi nadie entiende lo que lee) y ¡cómo no! también publicitar alguna aspirina de vez en cuando… Lo siento queridos amigos, varones orgullosos de su representante en el cuarto poder: se desinfló Villegas. Es lo que hay. 

Y ¿de qué se trataba la funa?A algunos “no les queda claro todavía”. Correos van, correos vienen, circulan artículos, cartas… en fin… pero no entienden (no hay peor ciego…), y sólo les falta hacer un acto de desagravio masculinista (mejor no les doy la idea)…Pero cuando se trata de los derechos humanos entendidos como masculinos, no hay preguntas. Si se trata de saqueos a quiosqueros en las protestas, las justificaciones hacen nata y nadie se para a preguntar airado “¡pero por qué!”. Ahora, si un grupo de mujeres feministas va a decirle a un canal de tv (Chilevisión) que con los dichos en su veintiúnico “programa político” (Tolerancia cero) sus comentaristas estrellas legitiman la violencia contra las mujeres, ahí se sorprenden por igual machistas de derecha y machistas de izquierda (que no hay nada más parecido que los unos a los otros) (1). ¿Da lo mismo que mueran niños de hambre en África subsariana que la tristeza de unos chicos obesos norteamericanos? El dolor es dolor, estamos de acuerdo y nos compadecemos del sufrimiento de cualquiera. Pero el fenómeno, compañeros, es distinto. Hablo con ustedes, no con Villegas, el no entendería… y ¿ustedes?... ¿Da lo mismo el repudio a un grupo neonazi que el maltrato diario a los peruanos en las calles de $hile? O es que en el caso del derecho de pernada por ejemplo (que aún se practica en países del tercer mundo) a ustedes les duele más el “honor” del marido cuya esposa es violada, que el sufrimiento de la mujer que lo experimenta en su propio cuerpo?... ¡No, mejor no me respondan!... Todo, o casi todo, les sensibiliza, el dolor de un niño, de un perro, de un viejo, de un mendigo, pero el de las mujeres: ¡Ellas se lo buscaron!  Qué da lo mismo si la víctima es hombre o mujer, que da lo mismo si la queman, cortan o apuñalan. Bueno, sí y no. Es cierto que cualquier crimen es deleznable (2). Pero a nosotras, feministas que sabemos que cada día mueren cientos de mujeres y niñas en todo el mundo por los llamados crímenes de honor (3), es decir, crímenes que cometen hombres contra mujeres porque ellas no cumplieron el rol de género asignado, y que sabemos que los femicidios son una forma más de control y dominio de un grupo humano por otro, por ende un procedimiento político, no nos da lo mismo. Y no es que seamos psicópatas ante el dolor de un hombre, es que afirmamos que no es lo mismo lo uno que lo otro porque el contexto patriarcal donde la norma es la violencia contra las mujeres, carga la balanza hacia un lado y las mujeres no partimos del mismo piso. Sociólogo de pacotilla aquel que no lo sabe ver. Político muy básico el que crea que “hay que crear un Servicio Nacional del Hombre”. Izquierdista muy reaccionario (que no es raro) aquel que diga que hay que “endurecer las penas por violencia intrafamiliar”, y que le llame así más encima: “violencia familiar”… Cuando se trata de las problemáticas políticas feministas, repetir el lenguaje del “estado capitalista y opresor” no les da ni asco. 

Se dice Violencia contra las mujeres y Femicidio, aunque les pese

Aunque desde que el mundo es patriarcal ha sido así, en 2002, los estados (tan patriarcales como siempre) vieron la luz. Se dieron cuenta de la Violencia Contra las Mujeres y la declararon universalmente una situación de emergencia en salud pública. Además de el PNUD, la OMS, Amnistía Internacional, organismos como el Banco Mundial y el BID, están “preocupados” por este flagelo, y no es que sean feministas, es un problema de plata: un informe del Banco Mundial sobre Género, Pobreza y Desarrollo de 2002, estimaba que la violencia contra las mujeres es una causa tan grave de muertes y discapacidades en edad reproductiva como el cáncer, y una causa de mala salud mayor que los accidentes de tráfico y el paludismo juntos. Un Informe de 2003 de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de la ONU, calculaba que los costos de la violencia sólo en los EE.UU. superaba la cifra de 5.800 millones de dólares al año (4.100 millones de dólares en servicios médicos directos y atención sanitaria, y casi 1.800 millones de dólares en pérdidas de productividad). También el estudio “El Impacto Socio Económico de la Violencia Doméstica contra la Mujer en Chile y Nicaragua” (4) declaraba pérdidas de 9 millones de años de vidas laborales de mujeres por causa de la Violencia.  Es una epidemia. Amnistía Internacional, informa que 1 de cada 3 mujeres en el mundo ha sido golpeada, obligada a practicar el sexo contra su voluntad o ha sido objeto de otro tipo de abusos a lo largo de su vida y que 1 de cada 5, será víctima de violación o de intento de violación a lo largo de su vida. Con respecto a la violencia doméstica no sexual, se sabe que en EEUU por ejemplo, cada 15 minutos una mujer recibe una paliza por parte de su compañero íntimo o su ex compañero íntimo, mientras en América Latina, 3 de cada 4 mujeres, son víctima de agresiones físicas en el hogar, y entre el 60 y el 85 por ciento de las latinoamericanas hemos sido blanco de algún grado de violencia sicológica (5). ¡Señores! desde hace casi dos décadas se han acuñado los términos: Feminicidio y Femicidio. La Categoría feminicidio es parte del bagaje teórico feminista y sus sintetizadoras fueron Diana Russell y Jill Radford en su texto “Femicide. The politics of woman killing” (1992). Por su parte, Marcela Lagarde, antropóloga mexicana, tradujo femicide como feminicidio. En castellano femicidio es una voz homóloga a homicidio que significa asesinato de mujeres. Feminicidio en cambio, se eligió para denominar al conjunto de hechos de lesa humanidad que contienen los crímenes y las desapariciones a mujeres. La OMS 2002, señala que la mitad de las muertes violentas de mujeres en el mundo son perpetradas por los maridos, ex cónyuges, novios o convivientes, llegando en algunos países incluso al 70 por ciento, es el caso de Chile también y no se salvan ninguno de esos países que tanto nos gusta idealizar como Suecia o Francia. Los datos indican además, que sólo el 5 por ciento de las muertes de hombres se debe a ataques de sus parejas femeninas, porque en realidad, los matones son hombres: varones matan a las mujeres y también a otros hombres (también hay cifras de eso, búsquenlas)… ¿Y de nada de esto pudieron informarse los letrados panelistas de Tolerancia Cero? ¿Andan bajos de finanzas, de tiempo o de ideas?   

Desde la autonomía, no buscamos leyes Entonces recapitulando: feministas autónomas acudimos a la funa convocada por la Red Chilena contra la Violencia Doméstica y Sexual por lo que implica usar un micrófono tan grande como el falo de Machalí (en este caso, los estudios de Chilevisión) para desvirtuar el discurso feminista contra la Violencia y el Femicidio, y porque estamos totalmente de acuerdo con que “El Machismo Mata” (6). Y nosotras agregamos que el machismo mata por acción y por omisión. Es decir hay femicidas concretos, pero también otros que si bien no han matado mujeres, son cómplices de la violencia machista por sus dichos, por su ambigüedad, por su indiferencia, por su ignorancia, por su flojera mental, por su misoginia.  Fuimos a funar a Chilevisión y su intolerancia machista expresada a través de su Programa “Tolerancia Cero”, en los dichos de tres de sus opinólogos (excepto Guillier). No fuimos a defender a la ministra Albornoz (que se defiende bastante bien sola, por lo demás) ni al SERNAM, que seguimos considerando inoperante, y menos a defender la Ley VIF que no creemos “insuficiente”, sino un gran bodrio. Tampoco andamos detrás de leyes sobre femicidio. ¿Para qué? ¿Para que se hagan en el mismo contexto que la actual, con jueces (y de pasadita juezas) falopensantes como Villegas y sus defensores, que la van a aplicar desde la ignorancia, o jueces femicidas como el de Puerto Montt (7)? ¿Para tener otro caballo de troya en forma de ley, sin asignación de recursos, blanqueadora de la imagen política de la Concertación (o concertraición, como dice mi amiga Sandra) y sus secuaces? ¿Para que otros patriarcas guatones, de derecha o de izquierda, nos la echen en cara y nos digan que ya está bueno, si ahora tienen ley qué tanto hablan?... No, no queremos eso.  Fue una funa a un puñado de machos que se hicieron cómplices mediáticos de la violencia contra las mujeres con su discurso, actitud e ignorancia concertada e intencional. Y sí, a diferencia de los otros dos que pasaron callados y semisonrientes esa fría noche del domingo 5 de agosto hacia los estudios del canal, Villegas pareció dispuesto a atropellar a tres mujeres que sostenían un lienzo (pero ellas no le dieron en el gusto). Se emocionó el comentarista y reaccionó violentamente: “descontrol de impulsos”, que le llaman y que es “el problema” de muchos agresores. Se enojó porque no quisimos “dialogar”. Nosotras pensamos que su cuarto de hora ya pasó. Si quería reflexionar podría haberse preparado para el programa y dar sus opiniones informado.  De todas formas, un punto muy sugerente se desprende de ese día. Luego de tanto ironizar con las hormonas y las emociones que él llama “feminoides”, resultó tener de las mismas: los machos también sienten… algo así como “los ricos también lloran”.

Victoria Aldunate Morales

Memoria Feminista Feministas Autónomas

memoriafeminista2004@yahoo.es

feministautonoma.blogspot.com

 

1.  NO HAY MÁS PARECIDO A UN MACHISTA DE DERECHA QUE UN MACHISTA DE IZQUIERDA”, consigna de las anarcofeministas bolivianas Mujeres Creando.

2.        Como dice Marcia Delgado D. activista lésbica independiente, escritora y columnista, en su artículo “Villegas o el Statu Quo” publicado en la revista lésbica electrónica “Rompiendo El Silencio”.

3.        Amnistía Internacional reporta que 5 mil niñas fueron asesinadas en 1999 en nombre de la honra familiar y que en general cada 2 horas una mujer es apuñalada, apedreada, estrangulada o quemada viva para “salvar” el honor de la familia.

4.        A. Morrison y M. B. Orlando, BID, Washington, DC, 1997

5.        OMS, Informe Mundial sobre Violencia de Género y Salud de las Mujeres 2002.

6.        Consigna de la Campaña 2007 de la Red Chilena contra la Violencia Doméstica y Sexual.

7.        Caso Francia Jara Peña que en el 2001 muere al momento de dar a la luz a su tercer hijo, por las complicaciones que le causaron las lesiones ocasionadas por MARCOS JOAQUÍN VERDUGO OLIVA, su marido, funcionario del Tribunal de la Familia de Puerto Montt.   



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