Carta para destinatarios universales
(Querido Miguel…)
Todo es más de lo que uno puede,
y puede uno lo que la memoria exige,
y exige el tambor, MIENTRAS SUENAN LOS TIMBALES,
Y EN LA NOCHES SOLAS, de los solos del mundo
rompemos el rompecabezas y lo recomponemos muchas veces,
se nos gastan las hojas, las letras de molde y el tiempo perdido
y la nieve, nos trabaja la nostalgia
y recordamos nuestros miedos iniciales,
los primeros ingobernables pasos,
de aquellas baldosas flojas,
que nos salpicaban, con el brillo de un mundo mejor,
de vivir de otra manera,
de relacionar el sexo y la LIBERTAD,
de matar el MESIAS,
porque el abstracto sustantivo PUEBLO
vive con el viento, viene desde el tiempo,
va más allá de los líderes temporales,
y decidimos ser herejes,
romper la ortodoxia de los libros "sagrados",
y con la timidez, de los que van a ser "desaprobados"
escribiremos en los muros de nuestro anonimato,
el viejo confesionario de los "locos",
la vida está hecha de entregas,
sacrificios anónimos, abnegados,
gota a gota, de sonrisas perdidas
gota a gota, de noches compartidas
esperando que ellos vinieran a buscarnos,
con su inquisición,
su medioevo guerrero,
sus botas bañadas en sangre,
donde se escondía y se esconde
"la patria, la propiedad y la familia",
la prepotencia de los ricos,
con sus metamorfosis y sus cambios,
con su prensa conservadora, vende patria,
sus asociaciones de comerciantes y banqueros,
sus PG2 y sus masones, su capital hebreo-americano,
sus Opus Dei, sus triples alianzas,
sus invasiones militares,
sus bolsas recalentadas, por los robos,
de expropiar sus propios bancos,
haciéndose pagar por los de abajo.
Vamos a homologar a los aedos,
esos eternos caminantes,
con sus manos llenas de caricias
y sus miradas hacia las cumbres altas,
"nosotros que ya nos sabemos todos los cuentos"
romperemos el confesionario,
- hay que matar al rico, al presidente, al sub-presidente,
al banquero, al bancario, al cómplice
al comerciante dueño del supermercado,
que abrió puertas, "con los haberes de la solidaridad"
al que instala su prepotencia con evasión de fondos,
de bancos con "economía recalentada",
todo lo que ya sabemos,
químicamente "puro" no hay nada,
los milicos, son los mismos de siempre,
y cuando los políticos los precisen,
los llamarán de nuevo.
Y las voces de la sangre del verso bíblico,
el abnegado "sacrificio" "del cordero",
es la línea constante y fraticida,
que acompaña a los hombres, desde el origen de los tiempos.
La única flor que se alimenta de sangre, es la flor de la revolución,
desde ahí se levantan, los asesinados, los torturados, los muertos,
los sin nombres, los eternos olvidados del esfuerzo,
Pedro Rojas y la cuchara de albañil,
linda palabra, los albañiles que construyen las ciudades,
los carpinteros que arman la silla,
ahí donde se sientan los que aman,
los agricultores, que cultivan las flores,
que ayudan a vestir la casa,
Martín andando en bicicleta,
un "CORRE VE Y DILE" de los que luchan por la causa,
Idilio, con su otro yo "gauchito", desafiando
el malón uniformado,
la vieja Julia comiendo papelitos,
doña María, escondiendo tres fierros desarmados,
un ex marinero de la naval escuela,
con sus ganas de ser, de ser pueblo
y gesto libertario, en una larga noche de Tacoma barco,
en fin, un pueblo de rehén, por esa entente
por esa tripartita, del capital, la iglesia y el estado.
Ahora que no es táctico, ni estratégico,
que es de mal gusto decir lo que ha pasado,
que la historia es disciplina del pasado,
que mirar para delante es "progresismo",
"orientalidad" "de los festejos",
desfile militar, ministros de "primera",
un poncho verde, disimulado
entrando en las entretelas,
de un "contrato social" rousseauniano.
El anarquista Artigas, seguirá exiliado
con su escuadrón indígena, sambo, mulato
seguirá galopeando por la historia,
de unos campos ariscos y hombres bien montados.
Héctor Díaz
28/07/11
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