Gota a gota, tiempo a tiempo
(Visita también: Héctor Díaz )
Perdida tarde de invierno
escondida en la memoria,
tenuemente va llegando
con el andar de los tiempos.
Cavilante, la gotita,
suspirando en los cristales,
sucesivamente, corriendo,
como un hilo en la tormenta.
Simfonía de los techos,
va saturando canales,
es la música del trueno,
que se muere en la vereda.
La monótona cascada,
que va bajando del techo,
mientras el olor de la leña
va dibujando a mi abuela.
Sombras despide el brasero,
fantasmas que se entretienen,
mientras llorando ese fuego
su llamas van sin regreso.
El mundo se apiada un tanto
del suave y humilde sueño,
y son seguras las horas
que las va alargando el viento.
Y me va doliendo el horno,
horno de pan del abuelo,
paja y adobe con un algo de revoque,
enfrentado en solitario,
con los miedos de la noche.
A fuerza de otros recursos,
entrecruzamos los dedos,
la pared se va llenando,
con gaviotas y sus vuelos.
Con el premio de la luz
que va dejando el brasero,
las luciérnagas se alzan,
lentamente y sin apuro
acompañando mi sueño.
Chispitas que van al techo,
y se apagan sin consuelo,
mientras se siente el aullido
del viejo guardián, mi perro,
aún me sigue ladrando,
con sus ojitos de bueno,
con sus orejas caídas,
en las memorias del tiempo.
Por eso cuando la lluvia,
me va escribiendo el silencio,
busco las horas tranquilas
gota a gota, tiempo a tiempo.
Héctor Díaz
31/10/2009
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