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reflexiónes desde las cloacas

De todas formas

De todas formas

De todas formas

me rebelo,

ya no sirven, la bala, la pistola

La piedra,

la bronca,

 la palabra,

la bomba atómica,

la tienen ellos.

Esta obsoleta,

la barricada,

el gesto heroico,

el grito y la consigna,

los puños levantados,

los guerrilleros heroicos,

de todas formas

se apropiaron,

de tu sudor, de tu trabajo

y de tu tiempo.

Te robaron,

nos robaron,

los momentos,

globalizaron la economia,

el pensamiento,

contabilizan los coitos,

y las acciones,

la rentabilidad de los bancos,

tu sudor y tu esfuerzo,

contabilizan tu voto

y te botan

a un triste existencia

que huele a cementerio.

Dios para mí, y para tí

silencios,

que no se vaya nadie,

el político que invierte,

sus dineros en el templo,

ya no se escapa nadie

de este infierno,

ni el gran industrial,

de las industrias de los armamentos,

ni el prostibulario negociantes de blancas,

negras, mestizas, rojas o asiaticas,

ni el organizador de guerras y de fuegos,

ni el que organiza iglesias

a costas de tormentos,

ni los torturadores,

que torturan en campo ajeno,

ni las promesas de paz,

que son la guerra,

ni las guerras,

que son los niños muertos,

ni las mujeres,

que son violadas por los guerreros,

ni las tropas de paz,

humanitarias,

que se violan a los presos.

 

Me rebelo;

esta prohibido pensar,

contar los adoquines de la calle,

simpatizar con los gitanos,

criticar al estado de israel,

y a los estados,

al gran capital y las ventanas

de los bancos,

las puertas de las casas,

de los prohombres,

de los dueños de las patrias.

De aquí no se va nadie,

en este campo de concetración,

de almohadas blandas,

no se mueven nada mas que

capitales,

invirtiendo en ganancias y  “ espejitos ”,

en sueños imperiales, con olor a petroleo,

con sudor en playas muertas,

con gusto a mares muertos,

sin mañanas.

 

Me rebelo,

la única insigña posible,

pudiera ser un beso,

un beso largo,

que venza a los acuerdos,

a los tristes funcionarios,

sentados en los bancos,

y en los parlamentos,

un beso largo,

que resquebraje la idiotez humana,

de andar como Sísífo

cargando siempre,

la misma triste roca,

a la cima de la mas triste montaña,

dios se apiade de ellos,

y a mí me deje libre como el ave,

para volar hacia el sol,

aunque me caíga.

 

Héctor Díaz.

2010/20/10

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