Vivir es morir un poco cada día

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(Visita también: Reflexiones desde las cloacas)

Por un motivo que desconozco, pero que intuyo, me llegan diariamente un montón de e-mailes en español y en inglés, a mi correo en internet. Los hispanos son a menudo proposiciones referitoras a mi presencia en el mundo virtual. Si pago tanto y tanto, me garantizan que la paginita web que tengo, será conocida hasta en los rincónes más ocultos de todo el pobre planeta Tierra. Afghanistán incluido. Y que a cambio de algunos morlacos salidos desde mis escuálidos bolsillos, aseguran incluso que podré ganar dinero si acepto que atropellen mi integridad, a cambio de publicidad. Todo eso a precio rebajado especialmente para mi, puesto que soy justamente yo quien ha sido favorecido con sus ofertas. Vaya suerte la mia!
Los en inglés son más interesántes. Hay desde aquellos que pretenden convencerme que a cambio de algunos cuantos euritos o dolarcillos, lograran agrandar mi pene hasta limites inhumanos, que - sin duda alguna y según ellos - será un manjar irresistible para mis correligionarias con faldas y vaginas entre las piernas.

Otros intentan hacerme creér que el Viagra me hará lograr erecciónes estalacmitas formadas por estalactitas goteantes, que podrán satisfacer a todo un equipo de gimnasia femenina. All together y en pelotas, alineadas unas detrás de las otras, para despues de penetradas sacar mi artificio todavia blandiente cual cimitarra de moro emputecido contra las cruzadas, para utilizarlo después, como instrumento de percusión festivalero en Rio de Janeiro.
No pocos me llegan también desde la atormentada Rusia de Putin (el gran puto!) en donde las Natachas, las Tamaras y las Valentinas me prometen amor eterno, largo y tendido y a calzón quitado, a cambio de sello de residencia en Suecia sobre sus pasaportes. Pobres tias! pienso. Porque si venden sus carnes jóvenes al mejor postor que posea pasaporte del reino de juguete sueco, pues ya me direis como estarán las cosas en el país de RasPutin!

Desde Chile me llegan cosas sorprendentes también. Y vaya si no! Desde mensájes de la Bachelet agradeciendo mi apoyo a su ”paso histórico” por ese mal bendito país, hasta otros en donde me intentan obligar a participar en un plebiscito de un municipio santiagueño con amenazas de infiernos y cadalzos si no voto. Porque desde que al Homosaurio se le ocurrió, todos los chilenos están obligados a ejercer sus derechos democráticos so pena de multa.Vaya parodia!
Yo he vivido fuera de Chile hacen ya 37 años.Y tanto la Bachelet como los plebiscitos en cualquier municipio de ese país, me importan tanto o menos que una cancioncilla llorona de Julio Iglesias. Pero esta convicción mia, parece ser desconocida por todos aquellos que se toman la molestia de enviarme sus banalidades. De tal modo que no me queda sino aguantar con la paciencia del pordiosero que espera algunas migajas en su tarrito, y seguir borrandolas a medida que aterrizan en mi computador.

Pero dentro de lo más remaracable que me ha llegado desde el cono sur latinoamericáno, es la publicidad de una compañia de “seguridad ciudadana” chilena que ya ha dado por venir a parar a mi correo un par de veces. Léanlo con atención, porque es una perla!

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Puf! A mi me deja sin aliento el leér toda esta estupidez. Porque según se desprende de su lectura, estos lacayos tienen una “misión” en el mundo. Y esta es mantener a los pobres de las ciudades, afuera de las fortalezas que los ricos han alzado para resguardarse de tanta chusma que por alli anda, tratando de encontrar algo que comer.
Asi es el Chile de hoy. El de la democracia reconquistada. El de la primera presidenta en la historia de ese país. El del ”bicentenario” anti-mapuche. Por un lado, los menos, los que tienen recurso económicos para consumir y protegerse con nuevos muros (ahora virtuales!), de las “hordas antisociales”, los que tienen el poder político para exprimir, seguir desarrollándo las mismas relaciones sociales de superexplotación, y por otro, el pueblo desamparádo y expuesto a la tortura y la represión de los pudientes.

Los ilegáles, los drogadigtos, los sin casas son los más débiles de la sociedad sueca, pero estos grupos tienen muchas más posibilidades de sobrevivir que una mujer, un cesante o un trabajador mal pagado en la “democracia” chilena.

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