Noviembre negro o un beso a la distancia
(Visita también: Héctor Díaz )
El hilo de un avión divide lo celeste
el doble cristal de la ventana, con sus cosas,
la mosca muerta que no encontró el camino
meta de una libertad sin contenido,
los reflejos tristes de un noviembre sin sol,
pájaros refugiados en el recuerdo,
hojas amarillas, parte del humus de la tierra
colores inventados por la paleta remolona,
inconfesa, de un Van Gogh descontento.
Las pocas cosas que acompañan la tarde,
los tonos y semi-tonos van y vienen,
cipreses vestidos de verano, en un ocre de otoño,
un gato sin dueño, inflado por el frío, la dignidad felina
dirigiendo su instinto a la presa escondida
en algún hueco de la tierra.
Con los cristales teníamos una desconfianza de comienzos,
nos repelíamos como el desarraigo o el exilio,
nos llevó años, antes de amigarnos, sin saberlo,
con el contra-discurso de las puestas de sol,
el filo dorado de las nubes de julio,
allí cuando el verano, no le da espacio a la noche
la lluvia de las tormentas, golpetean el tambor del vidrio.
Las cosas, del doble cristal de la ventana
magias de reflejos, desde adentro
ojos de mi amada, mirando los contornos,
la furia del viento, rujiendo desde afuera,
el árbol que se dobla, junto al alumbrado
las olas del bosque, que rompe el horizonte,
la noche estrellada, devolviendo la paz al continente.
Las cosas ralas que acompañan la tarde
la cohetería de fin de año,
pólvora y flechitas al espacio,
juego de fuegos y colores, de explosiones,
formas y deseos al eterno,
el dios escondido de la esperanza,
el deseo de un mundo justo,
aunque se rompa la ventana.
Hablando de soledades y servicios,
recuerdos para prolongar nuestras ausencias,
un perro que se fue, viaje sin vuelta
un gato sentado en el pretil de esta ventana,
la terracota maceta, orquídea de los alpes
la tuna con su pulpa verde-grana,
estrella con una lámpara encendida,
en estas soledades, es un camino áureo
un beso a la distancia.
El mimetismo de las cosas,
un mundo artificial, hecho de alardes
de colores prestados que inventan la galaxia,
el micro-macro intento de los momentos,
tu aliento reflejado en los cristales,
con el índice dedo de mi diestra
se puede escribir con estas letras,
que a pesar de los pesares,
fue válido el haberlo intentado.
En éste nuestro mundo, de pocas cosas hechas
nos trajo un avión, cortando lo celeste
robaron nuestro tiempo, nos dieron tiempo nuevo
parias y sin templo, lo fuimos construyendo
al pie de esta ventana, contemplando este cielo.
Héctor Díaz
2009-11-30
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