Fantasmagorías
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Recibí un comentario positivo sobre uno de mis articulos, le dije a Pelle un día de esos que cuando terminan, ya nadie se acuerda de ellos.
Aha
dijo y noté indiferencia en el tono de su voz. Y de qué se trataba? me preguntó con la misma tonalidad.
De qué se trataba qué? Le contesté algo irritado aunque yo sabia muy bien a qué se estaba refiriendo.
Tu artículo, por supuesto! contestó con tono ronco.
No sé! le dije. Y es verdad. Porque cada vez que alguien me pregunta sobre el contenido de mis articulos, no sé exactamente que responder.
Pues, de todo un poco! aventuré sabiendo que esa respuesta no era satisfactoria. Ni para él ni para mi.
De todo un poco!? dijo y soltó una risita forzada. El mundo está hecho de cosas concretas y no de todo un poco! continuó con ironia.
Escucha! le dije interrumpiendo su verbosidad excesiva. Las cosas concretas estan compuestas justamente de todo un poco. De risas y llantos, de alegrías y penas, de desilusiones y esperanzas, de nacimientos y muertes, de torturas y caricias, de amor y de odio y de etcétera y etcétera, entiendes?
Alcanzé a decirle antes que su vozarrón imponente me obligase al silencio irritante de aquel que no puede argumentar, sin que sus opiniónes sean trituradas por la violencia verbal, o ser discutidas de forma sobria.
La luna era mi tierra, pensé acordandome del título de un libro que leí cuando tenia 13 ó 14 años, y el manto de mi pasado se confundió con el poncho de mi presente. Y ese combinación algo apresurada me hizo concluir que la ignorancia no es innáta sino que, al igual que la empatia, se aprende de manera social.
Los elefantes son los únicos animales que no solo viven de instintos programados en sus cerebros, sino también de comportamientos o conductas aprendidas. Un elefante aprende a ser un elefante! Y esto, gracias a los conocimientos que recibe a través del contacto social con sus familiares.
Y qué quieres decir con eso!? me gritó Pelle, deteniendo con una simple pincelada rabiosa mi facultad de razonar, y nada más tuve que agregar. Pues cuando está en pié de guerra, todo es errado y no hay nada ni nadie que lo pueda convencer de nada.
Algo asi como cuando el vino se acaba y las estrellas apagan la luz. Y poco o nada tenemos que argumentar, para evitar la angustia que conlleva la resaca de un nuevo día que despierta en cualquier parte del mundo.
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