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reflexiónes desde las cloacas

EL GRITO DE LA TIERRA

EL GRITO DE LA TIERRA

Querido amigo,

el grito de la tierra,

la taurina voz

de una grieta sin fondo,

un viento,

que guarda todos los mensajes,

y el jazmín solitario

que se quedó a vivir

en la galaxia perfumando

con su aroma de oriente y luna

en un suelo sin comienzo ni fin.


 

Este viaje tan lleno de misterios

vaga acumulación de contenidos,

la locura del diablo,

de inventarse a sí mismo,

y el angelito bueno,

pirinchando la bóveda celeste,

ahora que a fecha fija,

tenemos que ser buenos.


 

Tan solo eso, El Principito

un solitario, bello niño,

eslabón de un momento,

buscando la palabra

y el milagro,

la flor, el jazmín, el asno,

la calle, el adoquín grisáceo,

la mariposa que anuncia los veranos,

con sus cometas de sueños y de espacios.


 

Te amé tanto, que tu piel

no me alcanzaba,

recorrí tanto tu epitelio

que de tus pies y de tus manos

en mi memoria se impregnaban,

besé tanto tu profundo yo

que descubrí mi yo entre tus manos,

te dije amor, muerte, locura,

madre, puta, hembra, aborto, mierda,

continuidad sublime, ancestro, orto,

fuente, amanecer, mañana,

dejadme en este árido desierto,

donde el pensamiento se extravía

y el volcán irrumpe de la nada.


  

Dios por dentro,

los que son y serán larvas,

los malditos, los satánicos

los titánicos geniales,

no se lloran así mismos,

ni se quejan de sus ansias,

se desgastan en su tiempo,

se disparan como flechas

como fuego consumiendo,

la energía de la brasa milenaria.


 

A veces voy a la montaña

otras al río,

al pie del precipicio

siempre un bosque,

voy del pájaro a la rama,

del águila al pez de escamas blancas,

de la arena y la tortuga

a la sapiencia,

al comienzo y al final

de toda alma.


 

La tierra,

el grito titánico de la tierra,

el primer hombre, la cueva,

la tierra sin dios ni amo,

la tierra con dioses, ecos y rebaños,

la barba larga de un filósofo meditando

sobre el quejido ancestral de la palabra,

el amor entre el granito y la célula,

la noche, la tarde y la mañana,

el hombre con la tierra,

la tierra con el hombre,

el primer grito, el último fonema,

la forma más perfecta de mi verbo,

el cosmogónico jazmín solitario

susurra del espacio,

-         : descubrid la Libertad,

sed libres

y dejad que el amor siga avanzando.


Héctor Díaz

2007-12-06


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