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reflexiónes desde las cloacas

Minuteros de madrugada

Minuteros de madrugada

(Visita también: Reflexiones desde las cloacas)

A las 2.24 de la mañana la carretera estaba vacía. A las 2.26 pasaron tres vehículos. Un automóvil azul, una limusina blanca y un camión de color no identificable. A las 2.27 la carretera volvió a estar vacía un instánte largo. Tan largo como un suspiro en medio de una respiración agitada que vuelve a descansar.

A las 2.40 prendió un cigarrillo y contempló la noche. A las 2.43 lo arrojó hacia el vacio negro que se abria ante sus brazos abiertos cual cristo crucificado, y pensó que deberia irse a dormir. Antes que dieran las 2.44 bebió un vaso de agua fría, pasó un paño para limpiar unas gotas de su paso por la cocina y cuando ya eran las 2.45 apagó la luz. Y cuando iban a dar las 2.46 cerró la puerta sin hacer sonido alguno.
A esa misma hora, comprobó que la pantalla del relój de pared que calculaba el tiempo de su existencia estaba algo descentrada, y que el 12 - o las 24 - y el 9 - o las 21 - estaban algo asi como 2 ó 3 minutos hacia abajo, hacia la izquierda. Mientras que el 3 - o las 15 - y el 6 - o las 18 - 2 ó 3 minutos hacia arriba, hacia la derecha.

Esa constatación no tuvo ninguna importancia y en nada afectó la trayectoria de su vida, salvo el lapsus que duró tal comprobación. Pues con toda seguridad, ya mañana ni se acordaria de tan bizarra observación.

Pero como Sion – concepto-símbolo que representa al judaísmo - no es lo mismo que la terminación ción, a las 3.04 comprobó con cierta sorpresa que describir todo ese pequeño instánte le habia tomado 18 minutos. Contó los reglones escritos y comprobó que eran 7. Es decir algo asi como 3 minutos por reglón. O soy muy lento para escribir, o mi capacidad de redactar una idea más o menos clara es deplorable, se dijo para si y pensó que a lo mejor debería dejar de fumar para pensar más claro.

A las 3.11 escribió:
TE QUIERO, AMOR MIO. Y PERDONAME, SI ALGUNA VEZ TE hago DAÑO.
NO son MIS INTENCIONES. YO SIMPLEMENTE quiero AMARTE CON TODOS MIS DEFECTOS Y TAMBIEN CON TODA LA SINCERIDAD DE MIS SENTIMIENTOS PUROS.

Vió con algo de fascinación que las palabras “hago”, “son” y “quiero” estaban en minúsculas y optó por dejárlas asi. Al fin de cuentas era el contenido y no la forma lo que contaba.
Esa frase la terminó a las 3.12 y concluyó que plasmar sus sentimientos le tomaba menos tiempo que jugar con los minutos de su reloj algo torcido, lo cual lo hizo concluir que podia seguir fumando si solo dejaba los minutos de lado.

A las 3.16 decidió que ya era hora de irse a la cama a hacer cualquier cosa. Releyó lo escrito, corrigió algunas frases, cerró el documento que estaba escribiendo, apagó el computador, esperó que el ventilador del mismo dejáse de funcionar, se sobó el vientre con algo de satisfacción, y dió por terminado su espontáneo quehacer nocturno.

Se recostó en la cama, miró el techo que lo cubria y vió con poco interés que el reflejo de la nieve exterior iluminaba su cielo raso, cual cúpula de hielo de iglú construido castañeando los dientes en pleno verano siberiano. Mas cuando la primera gota estalactita sonó pling! al rebotar sobre su frente, decidió de manera irrefutable que eso de dormir era una joda, y no cerró nunca más los ojos abiertos que habia heredado.

Y se dedicó en cambio a arrastrar su pena de corazón petrificado, para tratar de llevarlo todos los días colgando de su ojal, como prueba que habia contribuido a la colecta pública con que pedigueños estatales fastidiaban su vida y la de todos los demás.

Eran las 3.22 de la madrugada, y la carretera estaba nuevamente vacía en el Estocolmo de fin de año.

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