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reflexiónes desde las cloacas

I wanna make to move your brain!

I wanna make to move your brain!


(Visita también: Reflexiones desde las cloacas)


El 2008 presenta un déficit de hechos positivos. Aunque la humanidad pensante se regocijo con el inesperádo presente de fin de año que nos otorgó el valeroso acto de un solo hombre: los zapatazos arrojádos por el periodista iraquí, Muntadhar al-Zeidi, a la figurilla ya tambaleante de Bush el-Ignorantón.
Porque al igual que el jóven chileno que tuvo el coráje civíl de esperar horas y horas para escupir sobre el féretro del Homosaurio, el acto de Muntadhar fue la manifestación real de lo que muchos sentian pero que no se atrevieron a demostrar. Son estos hombres solitarios y valerosos los que hacen del pensamiento libre y sin cadenas, algo por lo cual ofrendar la vida.

Y que nos hacen recordar que no somos más que un rebaño de seres frustrados que reclaman porque el bus no pasó a la hora, que el médico de turno nos atendió con media hora de atraso, o que las conversaciones via celulares en los trenes locales, molestan nuestros delicados oidos y que habria que prohibir.

Hace no mucho, intenté una de esas conversaciones sin mucho sentido que se entablan entre un peluquero y su cliente, o entre un taxista y su pasajero temporal, como fue mi caso.
Sentado al lado del chofer, levanté mi mirada a través del parabrisas de su auto y, mientras la lluvia caia a raudáles de un cielo más negro que el alma del neo-liberalismo herido de muerte, le dije “que tiempo de mierda! No le parece?”

Cualquier sueco me habria encontrado razón. Pero el conductor del vehículo sentado a mi lado, no era sueco.
Se quedó calládo un rato, y dando vuelta su cabeza hacia mi, me dijo “Yo me conformo con un cielo despejádo de aviones cargados de bombas”, y siguió concentrado en su quehacer de llevar de un lugar a otro, a un estúpido como yo que ha tenido la suerte de vivir los ultimos treinta años de su vida, en un país libre de guerras y otras plagas naturales.

De dónde vendria ese chofer? De la ex-Yugoslavia? De Afghanistan? De Iráq? Del Kurdistán turco? De Gaza? O tal vez del Libano? Nunca lo sabré, pues no me atrevi a preguntarselo, avergonzado de mi propia voz y del tono insolénte del que todo tiene, sin pensar que la gran mayoria de la población mundial, no tiene ni siquiera agua limpia para beber.

Y una vez más tuve suerte, pues la oscuridad de ese día que pretendí desprestigiar con mi comentario absurdo, escondió el rubor que encendió mis mejillas y encandiló mi conciencia apabullada por las candilejas de la sociedad de consumo.

Me conformo entonces con la imágen semi-doblada de Bush haciendole el quite a un par de zapatos tercermundistas, para intentar renegar de mi propia arrogancia de ser humano alejádo de la cruda realidad, que rodea a la gran mayoria de la población mundial.

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