Bergman ha muerto
Ingmar en su casa en la isla de Fårö
A nadie le puede parecer extraña la muerte de Ingmar Bergman, porque al final de cuentas todos tenemos que morir. Y tampoco fui muy asiduo a sus peliculas que siempre encontré deprimentes. Fanny y Alexander es la excepción y tal vez se deba a que es la unica pelicula que yo recuerdo de Bergman, en colores.
Su autobiografía Linterna mágica la lei con mucho interés. Sus permanentes diarréas no lo dejaron nunca en paz, y por supuesto que aqui tampoco. Bergman narra con una autoironia genial, cuando uno de esos ataques de mierda lo encontró encumbrado en la Torre de Eiffel en Paris, y la descripción de su enloquecedora carrera bajando por las escalas metálicas de la famosa torre hacen que el lector contenga la respiración deseando que logre llegar a un baño, cosa que por supuesto no sucede y el resto ya se lo pueden imaginar.
Se dice que Woddy Allen es el director moderno más influenciado por Bergman, y si es asi, ahora entiendo porqué ese director de cine norteamericano nunca ha pertenecido a mis favoritos. Pero si la gran mayoria de los criticos de cine alaban la obra cinematografica y teatral de Bergman, es con toda seguridad muestra de que el que no entiende nada soy yo.
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