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reflexiónes desde las cloacas

Algo de cuando la nada es más que todo

Algo de cuando la nada es más que todo

"En el mundo actual, se está invirtiendo cinco veces más en medicamentos para la virilidad masculina y silicona para mujeres, que en la cura del Alzheimer. De aquí a algunos años, tendremos viejas de tetas grandes y viejos con pene duro, pero ninguno de ellos se acordará para que sirven".

(Reflexión del premio Nobel de medicina, el oncólogo  brasileño Drauzio Varella.)

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 ”Te ves bien entrenado ”, me dijo. E instintivamente y como buscando el sonido de la campanilla de Pavlov, contraje los músculos de mi panza escondiéndola tras los limites de lo estéticamente permitido por el soporte de mi cinturón.  Y al sonreírle, para dar alguna respuesta adecuada a esa galantería inesperada, agregó que  “Y tus dientes son hermosos!” Lo cual produjo  que inmediatamente mi boca se retorciese como  mueca de cowboy hipócrita de Hollywood, para cubrir con ese gesto arrogante, la caverna ocasionada por la falta de un par de muelas exactamente a la derecha de mis incisivos.

“Y el concierto va a ser al aire libre!” me dijo al tiempo que aniquilaba con el taco afilado de una de sus botas de hembra sin fronteras, el pucho a medio fumar que tiró con indiferencia sobre la calzada que soportaba nuestra herejía, encima de la materia agradable e infrangible que la naturaleza nos ofrecía en ese transcurso de crónicas fugitivas.

“Sígueme!” me dijo y yo receloso por el poderoso efecto de su decir, me senté sobre una de las rocas que nos ofrecían  las orillas del pantano que retenía nuestro presente, para espantarla con alguna copla inmune contra su imperativo omnipotente.

"Cine a pus cÎrciuma en drum   

ăla n-a fost om nebun

ăla a fost un om cu minte

Cine intre În ia să cînte."

Canté en rumano la canción gitana de más arriba, para sacarme sus encantos y el tiempo volvió a su lugar.

Pero recuerdo que su cuerpo tenia olor a paté de fois, dijo Pelle y oculté mi rostro entre mis brazos para no dar más oído a sus arcaísmos cínicos.

“Paté de fois?” murmuré antes de impregnarme de evocaciones  y cuando la alcancé con mis pasos apresurados y tomé la manga de su piel, dio vuelta su cara y me dijo: “Si no me sueltas te quedarás encadenado a mi. Y ese riesgo no lo puedo tomar!”

Y podando su apariencia en aquel instante que ya perpetué en mis evocaciones, así como la roña se aferra al cutis sin pulido, desapareció de mi vida cual aliento sin meta y no la vi nunca más.

Y eso fue todo? Me preguntó Pelle con voz angelical. Si; eso fue todo, le respondí con acento supuesto.  Y todo en mi contorno husmeó ansiedad, exactamente igual  así como cuando se resucita después de un día de noche agitada.

Mi celular sonó a las seis de la mañana, y maldeci haberlo comprado. Mi estomago reclamó lo suyo y el dolor del recuerdo de mi infancia sin papel higiénico hizo estragos. El sol apareció en el horizonte tal como lo ha hecho desde antes de que el mundo fuese Redondo, y el Universo  geografía de escuelas primarias.

Me acordé que tenia que lavarme los dientes, rozar mis axilas con algo de hedores comprados, peinarme según el norte de mi pelo, cantar una desafinada aria bajo la ducha, vestirme con ropas obligadas, y ponerme el antifaz oficial sobre mi rostro para - rosado  y feliz - irme a trabajar.

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