Una reflexión desde Chile. La suerte del minero
(Artículo enviado desde Chile por la poetiza Antonia Cabezas)
Ayer uno de los treinta y tres mineros nos miró desde el fondo del foso, a través de una cámara de la más alta tecnología. Mientras todo Chile celebraba que estuvieran con vida. Pero hay cosas que la alegría del momento no nos debe hacer perder de vista, como el hecho de que el sacrificado pueblo del norte de Chile, que le da el sueldo al país, viene sufriendo desde hace más de 100 años. Primero fue el salitre, que para ser extraído se llevó la vida de tantos desconocidos pampinos y desgastó a mujeres e hijos en casas de calaminas cuya estructura rimaba con calamidad. Mientras los Mr. North y los empingorotados apellidos de rancio abolengo disfrutaban de veladas a la luz de las primeras bombillas eléctricas y al ritmo de las primeras victrolas en fastuosos salones.
Hoy el cobre se extrae a manos llenas y son unos pocos los mineros que gozan de privilegios, me refiero a los de la gran minería, pero son los medianos y pequeños mineros y pirquineros quienes siguen arriesgando la vida para saciar la avaricia de quienes no han cambiado un ápice su ambición y hoy disfrutan de cenas interminables en sus casas de Lo Curro y Chicureo y se trasladan en sus Volvos y Mercedes.
No es resentimiento el que me mueve a esta reflexión, es solamente hacer un poco de historia ahora que nos llenamos la boca con el Bicentenario. Es siempre la oligarquía la que saca la mejor tajada y los mineros siguen mirando con sus ojos tiznados desde el fondo del foso, arañando el esquivo pan, gobierne quien gobierne. Solamente durante los mandatos de Frei Montalva y Salvador Allende se hizo algo por ellos. Ambos mandatarios murieron por defender al pueblo.
Espero sinceramente que en este tiempo de tanta tecnología, esos ojos tiznados de mis hermanos, los más humildes, que están aprisionados por toneladas de inconciencia, avaricia y negligencia puedan ver el sol prontamente y de una vez por todas se corrija este sistema de esclavitud remozada y eufemísticamente llamada "Explotación agresiva".
"Estamos bien en el refugio los 33", debe ser un lema que inspire a quienes corresponda, a cambiar el sistema y valorar más la vida humana por sobre el enriquecimiento a gran escala.
Antonia Cabezas
Comentarios (Visita también: Reflexiones desde las cloacas)
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