Caida de agua
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Despertó bajo la cascada provocada por un brusco desnivel del cauce de su vida y vió tras el agua que corria sobre sus ojos, la visión de un ser sobrenatural y fantástico, mientras el texto de la melodía que acompañaba el espacio de tiempo que habia transcurrido desde su nacimiento - y que estaba destinada a acompañarlo hasta la separación de su cuerpo y su alma - se perdía entre los rincónes de su mente algo alterada por cuestiones ajénas a su capacidad de decidir.
El brilloso pelo de la aparción parecia iluminar la parte oscura del disco lunar durante el novilunio, y un resplandor magnífico rodeaba todos sus contornos como si fuese un enorme anuncio de una noche de neón en Tokio.
El matiz verde de sus prendas de tela sin teñir, que reflejaban el color del bosque salvaje a sus espaldas, lo confundieron y por un momento no pudo discernir entre el bien y el mal, lo cual lo condujo a deseos carentes de razón, de averiguar algo que no le concernia.
Los labios negros y húmedos de la visión murmuraron algunas frases que él no logró interpretar, observando con fascinación una perfecta linea de dientes blancos en su boca semiabierta, que parecia sonreirle tras el agua que corria sobre sus ojos.
Durante breves instántes tuvo la impresión que la aparición fantástica pareció retroceder unos cuantos pasos y se dijo que con toda certeza, esa divinidad inconclusa no estaba habituada a la presencia de potenciales amantes en su cercania. Y menos aún, si estos estaban en pelotas.
También él retrocedió arrastrándose unos cuantos metros para mostrarle su docilidad, en tanto que la dulzura y suavidad de un nuevo sonido musical se manifestó en su existencia y estirando sus brazos intentó abrazarlo para retenerlo de por vida, pero algo le hizo recordar que los idiomas y la música estaban exentos en la esencia de su realidad concreta, y creyó entender el complicado dilema de su sustancia sensible y poco interesada en lo material.
Las figuras adyacentes a su imaginación comenzaron a esfumarse igual que el vapor de la tibia llovizna que remojaba su cuerpo, haciendolo sentir como salsa de pan desleído en agua, y poco a poco su conciencia empapada empezó a salir de su sopor.
La muchacha que lo encontró desnudo tirado semiinconsciente bajo la ducha del camping, diría más tarde que nunca sintió miedo sino que muy por el contrario, algo en él hizo que ella se sintiese protegida y segura, cuando lo ayudó a salir de su estado de transición entre el ser y el estar, y que incluso una sonrisa tímida de agradecimiento adornó su barbudo rostro cuando ya recuperado, se perdió semi-desnudo entre los vericuetos del laberinto de carpas y toldos de aquel lugar de sinagogas, iglesias, mezquitas y templos veraniegos pasajeros y temporales, como si estuviese haciendo algo que pertenecia a su rutina cotidiana.
Y cuando llegó al otro lado de su destino el otoño ya habia comenzado y con él también, el anuncio de que el largo invierno en el Polo Norte, era por algún motivo no sin razón, totalmente inevitable.
Y como desde alli nada les puedo ofrecer, sino frio y nieve, les envío el refrán de una hermosa canción del trovador sueco Fred Åkeström:
Si estuvieses despierta
te daria todo lo que nunca te doy
pero escucha!
te doy entonces mi amanecer,
te doy entonces mi día.
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