Viva España y olé!
Vaya trastazo! Me cágo en las cien mil vírgenes que sostienen el cielo!
Por fin el fútbol le ganó al antifútbol. Back to the basic, o de vuelta a las raíces del deporte rey. Porque, y aunque parezca algo distanciada y absurda la comparación, el triunfo de la selección española de fútbol me llena de esperanzas de que algún día, también la humanidad entera girará hacia su filosofia de conviencia armónica con la naturaleza.
Tal vez un simple torneo deportivo puede poner en función cerebros oxidados por el paso del capitalismo, y hacerle entender a los señores del Poder que volver a las raíces no es hacer girar la rueda de la historia a formas o sistemas caducos, sino que simplemente significa rescatar lo mejor del paso del ser humano por el planeta Tierra, para disfrutar de lo que la naturaleza magnífica nos ofrece, sin tener que sentir la obligación de consumir y consumir para sentirnos realizados.
El antifútbol, expresado sobretodo por la mentalidad italiana y en toda su fealdad, por la manera griega de ganar un campeonato europeo, dejará de existir al menos por un tiempito. Europa entera celebra el triunfo de los ibéricos, porque ganó el fútbol y perdió el antifútbol.
Y si la izquierda europea, pero también mundial, no está capacitada para sacar conclusiones de su debácle actuál y no re-analisa sus programas políticos, rescatando sus raíces proletarias y termina de intentar ganarse a la capas medias, cada vez más fascistizadas por su complejo de ser triunfadores en una sociedad que cada vez más y más se apoya en el poder político y económico del capital financiero y global, el antifútbol le seguirá ganando al fútbol.
Un buen consejo: cada vez que vayan a un baño público, comprueben si hay papél higiénico antes de soltar las bombas defecales de sus estómagos.
El mio en particular tiene la costumbre de vaciarse por las mañanas. Y a las seis de la madrugada de un día cualquiera, sentádo en el toilett del camping que soporta mi presencia, suelto mis esfínteres para vaciar mis tripas, cuando demasiado tarde ya para cambiar de opinión, me doy cuenta que el papel higiénico brilla por su ausencia.
Tal vez fue una ventaja que fuese a tempranas horas de la mañana, pienso con algo de optimismo mesurado, y me paro a los tastabillones - con los pantalónes alrededor de mis canillas - y a los saltitos, como pájaro asustado, llego hasta la ducha más cercána para limpiar mi culo a la manera árabe. Es decir, no con papel sino con agua.
Esto jamás le pasaría a James Bond! pienso con algo de frustración, mientras un agua de color oscuro, se acumula alrededor de mis pies.
En ese preciso momento, el antifútbol le ganó al fútbol. O para seguir con esto del balón pié, fue como un pelotazo en pleno hocico.
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