Reflexiónes veraniegas
La comunicación tiene sus bemoles y tambien sus detalles. Algunos se comunican a través de mensajes via internet. Otros lo hacen a través de cartas postales, no pocos se avisan los unos a los otros de una que otra mala noticia, como que los caras palidas invaden a los pieles rojas, a través de señales de humo, y otros lo hacen via telégrafo.
Pero cualquiera sea la manera que se usa para comunicarse, me dijo Pelle estirandose en su sillón favorito, las reglas tienen que ser muy claras. A qué te refieres? le pregunté sin saber exactamente a que se estaba refiriendo. Gun-Britt me habia contado sus angustias cuando paseabamos por una vereda llena de sombra en Estocolmo y para consolarla la invite a que comprase dos helados de esos que vienen en palitos, como turcos empalados por Vlad Tepes, y nos sentamos en un banquito de un parque algo mal atendido por la municipalidad de Estocolmo. Pero a lo mejor el verano nos hace pensar menos, y accionar más.
Qué significa eso!? me preguntó Pelle. Pues que el verano nos hace accionar más y pensar menos, le dije y bajé la persiana de mis sueños para dejarlo fuera de mis pensamientos algo absurdos.
Una mujer de mediana edad pasó por nuestro lado con un perro atado a sus manos, y le hice una señal de amistad. Es decir, al perro
La bestiecilla movió su cola, olfateó mis pies, langueteó mis dedos y se retiró. Como si nunca hubiese sentido tal aroma extraño en sus fosas nazales humedas y negras.
La imágen de un aviso publicitario fotográfico llamó mi atención y cuando me di vuelta, Gun-Britt ya estaba en su mundo extraño, admirando el contenido de su cerebro. Dió un par de vueltas a mi alrededor y me dijo con voz calmada que si no fuera tan imbécil podria compartir su cama conmigo. Y porqué soy más imbécil que cualquier otro? le pregunté pensando en la cama y su cuerpo tirado alli. No eres más imbécil que nadie, me dijo con calma. Y agregó tosiendo un pedazo de su pulmón, sino igual que cualquier otro. Y ese es el problema
Y con ese augurio de buen verano, me fui a pasear por los muelles de la capital para ventilar mis pensamientos confusos de comunicaciones difusas. Y cuando pasé por el puente que lleva de un corte a otro, vi que una criatura hermosa movia sus piernas al son de una salsa, y me meti entre ellas para descubrir mi futuro entre la selva salvaje de su melena vaginal.
Y la verdad es que lo unico que descubri fue que, a falta de pan buenas son las tortas, mientras el sonido de una sirena policial buscando a alquien como yo, o a cualquier otro, reventó el ultimo timpano que tenia sano, y me quedé sin escuchar el veredicto de mi juicio final.
Buen provecho!
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