Yo. Me. Mi
Yo
Estoy sentado frente a la pantalla de mi computador intentando escribir algo cuerdo. Pero la cordura es cara, y los prejuicios son barátos.
Kristina rie y no entiendo su alegria. Qué pasa? le digo y no me contesta nada. Y a lo mejor soy yo quien no entiende su respuesta.
El mar que cruza el centro de Estocolmo es tentador, le digo, y dejandome llevar por mi imaginación pienso que, esas aguas saladas me ofrecen la posibilidad de salir de aquí. De viajar. De llegar a otros lares. De dejar la rutina de mi vida. De mandar todo a la mierda y llegar hasta donde me lleven las olas del mar eterno.
He visto mujeres hermosas, y una de ellas me guiñó el ojo! Aunque a lo mejor fue un tic nervioso que yo mal interpreté. Vaya uno a saber!
Estoy ante las puertas abiertas de mis vacaciones, y no sé que carájos hacer en ellas!
Me
Me entretengo pensando que la Rice vino, habló estupideces y se fué. Y los reaccionarios suecos quedaron maravillados con la visita de la mujer más poderosa del mundo.
Me enfado pensando que la cuenta que le pasará la dirección general de la policia al estado sueco, por los 12 000 policias que se tomaron Estocolmo, para garantizar la seguridad de los célebres que se vinieron a sentar en cómodas sillas, la tendremos que pagar nosotros, los que pagamos impuestos con nuestro trabajo cotidiano.
Mi
Mi frustración no tiene limites cuando constáto que la sociedad civil iraquí no estuvo representáda en la maldita conferencia sobre Iráq, que se llevó a cabo en Estocolmo. Pero que otra cosa cosa se podia esperar de ese conglomerado de criminales?, pienso y mi conciencia no queda más tranquila después de tal constatación.
La organización Iraqi Womens Movement (IWM), una red que agrupa a 80 grupos femeninos iraquíes no fue invitada. Cabria preguntarse, porqué.
No será tal vez que los vejétes que detentan el poder, con la Condoleezza Rice a la cabeza - un hibrido sin color ni sexo - piensan aún que las mujeres no tienen nada que decir en la política mundial?
Yo Me cago en esta mierda, Mi amigo! me dijo Pelle, y yo sin saber que contestárle, me fui a bailar un son cubano con ritmo de Fidel en sus melodias aguardientosas de tabaco y ron isleño. Algo asi como un gato con capuchón impuesto por sus amos.
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