Blogia
reflexiónes desde las cloacas

Diestra y sinestra. Contradicciones más que idiomáticas

Diestra y sinestra. Contradicciones más que idiomáticas

 

Tomar una tijerilla o un tijerón para disminuir la presencia de uñas incómodas en los dedos de las manos, es cosa fácil cuando para tal efecto se usa la mano más diestra. Es decir, si se es  diestro con la diestra, no es difícil aguillotinar el crecimiento incontrolable de las mismas en la siniestra con métodos siniestros. Pero la cosa se complica un poco cuando la mano más diestra es la siniestra y se pretende de manera delicada y algo torpe, cortar el avance de las uñas en la diestra, que por tradición y filología, siempre es más diestra que la siniestra, aunque los hechos demuestren lo contrario.

  

Pero lo curioso es que según la sinonimia de la lengua castellana, que nos presenta el “Diccionario de sinónimos y antónimos” de Enrique Fontanillo y Maria Isabel Riesco, del Instituo Ibérico de Lexicografía de España, editado en Barcelona en 1995, la palabra diestra significa derecho, hábil, habilidoso, experto, maestro. El vocablo siniestro en cambio, es mucho más largo en sus sinónimos. Van aqui algunos de ellos, malvado, malo, funesto, nefasto, trágico, fúnebre, tétrico, sórdido, deprimente, espantoso, terrible, catastrofal, infortunio, desgracia y calamidad.

  

Y según el mismo diccionario, el término derecho quiere decir diestro, justo, directo, recto. Mientras que sus antónimos son izquierdo y torcido.  La palabra izquierda por otro lado, presenta dos significativos, zurdo y siniestro con solo dos antónimos, derecho y diestro.

  

No es raro entonces que la Derecha haya detentádo el poder por siglos en los países hispanoparlantes, después de esa descripción tan académica y convincente, en donde el Bien es diestro, y el Mal siniestro, por “cuestiones naturales” de la morfología castellana.

  

Desde que nos páren, somos bombardeados con la imágen prejuiciosa de que nuestras vidas serian lo que son, porque estarian sujetas a una supuesta identidad cultural  por secolum seculorum a nuestra “idiosincrasia”. 

  

Pero como todo esto es demasiado banal como para meterle el diente, y ya tengo ganas de irme al sobre, me conformo con aseverar que los catecismos de mi infancia en donde la izquierda seria la malvada con gusto a leche en polvo y vino tinto, en tanto que la derecha la  benévola, con gusto a Whiskey y leche vacuna con azúcar blanca en sus mamaderas de comerciales televisivos, a lo mejor es verdad. Pero no en lo que respecta la descripción de la izquierda o la derecha, sino de que nuestra sociedad está simplemente dividida en dos sectores: los pobres y los ricos. Los pudientes y los no pudientes. Los con recursos y los sin recursos. Los hombres y las mujeres. Los homofóbicos y los homosexuales. Los nazis y sus antibitóticos. La conciencia solidaria y tolerante – abierta y flexible – contra la oscuridad del individualismo egoista, deprimente e inquisicionista de los que usufructan del poder temporal y de todos los arribistas que languetean sus pasos, para lograr beneficios personales.

   

Un consejo sano. Si quieren cortárse las uñas de la mano derecha no usen la mano izquierda para tales propósitos, sino los dientes que les quedan. Y si en vez de uña cortada el resultado es un incisivo pulverizado, pues pidanle a sus amántes de turno o a las voluntarias de la Cruz Roja que lleven a cabo tan noble trabajo de pedicuras solidarias y comprensivas.

   

Cartas al autor

0 comentarios