Tell everybody Rollings Stones is in town!
Y las piedras rodantes siguen rodando a pesar que pesan más de cien años juntos. Yo no soy un fans enloquecido de este legendario grupo inglés, pero si que admiro la continuidad y la energia que estos dinosaurios entregan, haciendonos entender que no hay edad para ser jóven y amante del rock. Y nuevas generaciones aficionadas a este grupo seguiran naciendo, eso es seguro!
Una de mis hijas anda rodando por Europa. La otra está tratando de buscar su vida y rueda con meta definida en una sociedad que no la acepta por ser mujer. Mi hijo mayor vive su vida de lobo estepario, el que lo sigue en edad se empeña en no dejar su etapa de infancia, y el más pequeño le da con todas sus fuerzas a los tambores de su bateria, pues decidió ser un músico de renombre. Y porqué no?, digo yo, si la vida nos entrega cortos estallidos de inspiraciónes que no podemos deja pasar.
Viejos y arrugados, los Rollings Stones se presentaron a tablero vuelto en el estadio de Ullevi en Gotemburgo, y lamento no haber estado ahi. Pero me queda la satisfacción (satisfaction!) de haber ido a ver a Carlos Santana cuando estuvo de paso por Estocolmo hace un invierno atras. Otra reliquia de la fantástica decada de los sesenta, la mejor que ha vivido el ser humano hasta ahora, desde todo punto de vista.
Satisfaction for ever!
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