Imagenes
Es muy penoso ver como una persona se va apagando paulatinamente, y si además es muy querida. Es lo peor. Es un sufrimiento que parece que no va a acabar nunca.
Jaime y Claudio parece que decidieron darnos un golpe similar, pero opuesto. Claudio repentinamente, pero con una muerte inmediata e instantanea; Jaime repentinamente, pero con una muerte mediada y graduada.
Nos queda el consuelo de que ambos, como imagenes de un mismo espejo, el día anterior estaban llenos de proyectos, de vida por construir y no sufrieron el desgaste de una enfermedad penosa.
Javier Figueroa
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