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reflexiónes desde las cloacas

Jaime Ortiz

Desde la distancia

Desde la distancia

Cuando una parte de tí, ha dejado de existir, mi corazón sólo puede volar hacia donde tú estás, para unirnos donde convergen las lágrimas formando un hilo de aguas transparentes que regarán las flores de la nueva morada de Jaime. Deseo para él, un suave lecho de pétalos, para que duerma después de tanta lucha; y para tí deseo, entregarte mis brazos para que reposes y cuando salga el sol, continúes luchando.

Todo mi apoyo, respeto y compañia, a pesar de la distancia

Claudia



Cartas al autor

Cuchi se acabó...

Cuchi se acabó...

Ayer a eso de las cinco de la mañana, murió mi hermáno mayor. Jaime Antonio se llamába. Pero en mis recuerdos fue más conocido como “el Jaimen”, “el rucio”, o algo asi. Aunque yo siempre le dije simplemente Jaime. O Cuchi. Yo lo llamaba Cuchi y el me decia Cuchi. Los dos eramos Cuchi en nuestras vidas. Lo cual nos hizo entender que a lo mejor eramos hermános. O algo asi.

Llegó a cumplir 56 años y cinco méses, o algo asi. Tuvo cuatro hijos con su mujer  y estuvo casado con ella por más de treinta años. Treinta años y algo asi. Su vida  no fue fácil. Pero muestrenme una vida feliz!? Se podria contraargumentar. Mas la vida de otros y de todos es asunto de cada cual y no me interesa en absoluto cuando el reloj del vecino que siempre pide pero nunca da, exale su ultimo tic-tac!  

También tuvo tres hermános. Un músico, un cibernético y otro con aires de literáto. Ese último soy yo. Y si las actas no corresponden con los padres, las madres y la sanguineidad de todos y cada uno de nosostros, pues a no preocuparse que a los susodichos nunca les ha importado. Fuimos, somos y continuaremos siendo hermános y eso es lo que cuenta. A pesar de errores cometidos. 

A Jaime le gustaba el fútbol y fue un buen portero. Excelénte incluso! si se me permite una opinión algo personal y subjetiva. Hizo tirarse los pelos a los directivos del Green Cross de Temuco a finales de los sesénta, cuando simplemente ignoró una carrera de futbolista profesional que cientos de otros hubiesen querido tener en sus manos. Porqué su decisión? Nunca la supe y ya nunca la sabré. 

Pero son muchas cosas que no sé de él.  Muchas cosas que nunca supe de él. Muchas cosas que nunca sabré de él. Pero hay algo que me atormenta en particular. Y es el imaginarmelo, solo, silente y postrado en una cama de hospital frio, como niño abandonado obligado a un futuro que él no eligió, o algo asi.

Lo único que si sé, es que el Toltén será su tumba eterna. De cordillera a mar.    


Cartas al autor

Imagenes

Imagenes

Es muy penoso ver como una persona se va apagando paulatinamente, y si además es muy querida. Es lo peor. Es un sufrimiento que parece que no va a acabar nunca.
Jaime y Claudio parece que decidieron darnos un golpe similar, pero opuesto. Claudio repentinamente, pero con una muerte inmediata e instantanea; Jaime repentinamente, pero con una muerte mediada y graduada.

Nos queda el consuelo de que ambos, como imagenes de un mismo espejo, el día anterior estaban llenos de proyectos, de vida por construir y no sufrieron el desgaste de una enfermedad penosa.


Javier Figueroa



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Tristeza repartida

Tristeza repartida

Ahi estaba en una sala común de un hospital público de un país tercermundista y subdesarrollado. Sus ojitos los tenía abiertos, respiraba sin ayuda, y  tenía pequeños movimientos involuntarios en su rostro. Debe haber sido terrible verlo yacer ahi, en una cama extraña más cercána a la muerte que a la de su hogar. Y también es terrible que los padres entierren a sus hijos. Lo natural es lo contrario, dijo mi padre y rompió a llorar. 

Pero si ya nada queda por hacer, iré una vez más al cementerio vikingo, alli en donde desde la lejania de mis recuerdos entierro a los mios, a llorar la partida de mi hermáno Jaime. Las lágrimas en ese lugar corren con facilidad, sépanlo ustedes. Como si ya supieran que al llegar alli, pueden aflorar sin inhibiciónes. Alli lloré por mi abuela paterna,  por mi madre, por Claudio, mi hermano-primo y ahora lo haré por ti, hermáno mayor! Y algún día, espero, que también alguien llore por mi en este mismo lugar sagrado, cuando mis cenizas sean esparcidas a tu lado. Y a mis entierros  virtuales prefiero ir solo. Llorar al viento y dejar que la naturaleza me consuele, es un sentimiento maravilloso, inmaculado, omnipotente. Me limpia el alma y refresca mi memoria. Es como un tributo a nuestra existencia que nunca es eterna. Es como el reencuentro con nuestras raíces más puras y primitivas. Es maldecir, pero también es dar las gracias por haber tenido la oportunidad de haber sido alguien. Alguno más entre miles de millónes, pero en este caso, alguien que fue parte de mi propia vida y de mi historia personal. Y no encuentro lugar más adecuado que desde aqui, desde estas calladas piedras milenarias, para decirle adiós a mi hermáno Jaime, que ya se vá.

Solo queda aceptar la realidad de que nuestras existencias son así, un golpe de "suerte" pero que termina con otro golpe de "mala suerte", y la materia vuelve a su estado inanimado. Sin embargo, a  nosotros que lo sobrevivimos nos quedará en la memoría la dicha de haber compartido con alguien muy especial: Jaime permanecerá vivo en nuestros recuerdos.  

Hermano mio! Recibe un pedazo de la poesía de la tierra escandinava y su pasado, que te envío envuelta en un abrazo eterno, para que la tengas a tu lado en tu tierra originaria cuando bájes a ser parte de ella. 

Pasaron asi las horas, y llego el momento de despedirme. Eran cerca de las 22:00 horas, y aun podia  tomar un bus que me dejaria en el terminal de mi ciudad temporal. Nos despedimos con un gran abrazo, le tomé la mano y le dije que estaria en contacto con él. Y contigo. Y que con toda seguridad nos veriamos el proximo mes. Luego camine sola por las calles santiagueñas, de vuelta rumbo a Talca. Asi lo hice, y llegué aqui cerca de las dos de la mañana. Y una vez ya acostada, me costo muchisimo dormir! Sin embargo estaba tranquila. Creo que conseguí lo que queria: ver al abuelo, acompañarlo y hablarle de ti. Con relación a  Jaime, lamentablemente ni yo ni nadie, puede hacer nada. Y aunque quizas, él jamas sepa que aquella noche yo estuve alli, espero que de algun modo haya sentido tu presencia, a traves de la  mia. 

El cementerio vikingo ha sobrevivido por más de mil años y sé que esperará por mi. Y de pronto y sin quererlo me he transformado en el más viejo de nuestra generación, privilegio que nunca quise tener, pero que llegó a mis manos como un trono mal habido.   



(El primer párrafo en cursivas pertenece a Alvaro Ortiz, el segundo a Javier Figueroa y el tercero a Tania Ortiz)



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Viaje no en vano

Viaje no en vano

Pasaron asi las horas, y llego el momento de despedirme. Eran cerca de las 22:00 horas, y aun podia  tomar un bus que me dejaria en el terminal de mi ciudad temporal. Nos despedimos con un gran abrazo, le tomé la mano y le dije que estaria en contacto con él. Y contigo. Y que con toda seguridad nos veriamos el próximo mes. Luego camine sola por las calles santiagueñas, de vuelta rumbo a Talca. Asi lo hice, y llegué aqui cerca de las dos de la mañana. Y una vez ya acostada, me costo muchisimo dormir! Sin embargo estaba tranquila. Creo que conseguí lo que queria: ver al abuelo, acompañarlo y hablarle de ti. Con relación al tio Jaime, lamentablemente ni yo ni nadie, puede hacer nada. Y aunque quizas, él jamas sepa que aquella noche yo estuve alli, espero que de algun modo haya sentido tu presencia, a traves de la  mia.

Tania Ortiz


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Quisiera recibir respuesta

Quisiera recibir respuesta

Ibamos a hacer tantas cosas juntos... Recorrer todo el rio Toltén en una excursión de 5 días, pescar pejerreyes en el lago Peñuelas, esparcir las cenizas del Viejo en su querido Tongoy y en el rio de sus amores... Yo había empezado a ir a verte junto con mis hijas a tu nueva casa de Rojas Magallanes hacia la precordillera. Habíamos empezado a acercarnos más de lo que habíamos estado en todo nuestra vida juntos (por lo menos es la sensación que yo tengo al respecto)... Cómo olvidar esas jornadas memorables dentro del bote bajando el rio, cuando nos daban ataques de risa de tanto hablar boludeces, o cuando conversábamos de temas cojonudos, o cuando nos nutriamos (o más bien yo aprendía de tí) de nuestras experiencias como padres.

Si bien es cierto que hubieron muchas cosas que no alcanzamos a vivir juntos me acuerdo con especial agrado aquella vez que estando en un boliche en el muelle de Tongoy, pidiendo una docena de empanadas de mariscos fritas, nos sentamos a esperarlas tomándonos unas refrescantes cervezas Corona. En eso estábamos cuando noto que desde una mesa al costado una hembra exquisita (andaba con su hijo pequeño) me mira. Por supuesto yo le correspondí. Te comento esta situación y tú me retrucas diciéndome que estabas en la misma pero con una amiga de la hembrita  que estaba sentada a su lado. En ese momento quedamos un poco sin linea, la cosa estaba dada. Putas que hubiera sido rico haber mandar al mundo a la concha de su madre! verdad hermano? Pero no, la realidad nos condujo por el camino fácil y volvimos con el aperitivo a casa. 
Como no acordarme también de nuestros duelos ajedrecísticos en donde estábamos parejos. Una lástima nunca habernos encontrado en el sitio del cheessclub.com o en el playchess.com para haber medido fuerzas 'virtualmente'. Lo último que supe de tí fue hace unos días cuando me llamaste super contento, porque le habías ganado en el playchess.com a un 2.000! Yo también me puse feliz porque sabía lo que significaba eso (por eso tú me llamaste). Saqué mi tablero y juntos reprodujimos y comentamos esa partida. Y sí, era un 2.000! y tú jugaste aquella vez como uno de ellos.
Hermano mio, me gustaría que algún día pudieras leer esta carta y mucho más me gustaría, algún día, encontrame con tú respuesta en mi buzón de correo.
Abrazos y cariños!
Tú hermano Alvaro

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