El cinismo y la hipocresia dentro de las fuerzas armadas yanquis no tiene limites.
Más de 3.000 denuncias por vejación sexual presentó personal femenino del ejercito norteamericano, el año pasado. En la gran mayoría de los casos, las denuncias han sido ignoradas, las victimas catalogadas con el diagnostico de “perturbaciones síquicas”, para luego ser expulsadas de sus trabajos dentro de las fuerzas armadas yanquis.
Es la CNN quien ha conversado con varias mujeres en esa situación. Muchas de ellas han sido violadas o han sufrido intentos de violación por sus propios compañeros de trabajo, dentro de las fuerzas armadas norteamericanas. Una de ellas es Jenny McClendon. Esta mujer comenzó sus servicios en el ejercito yanqui a mediados de los años 90, y se desenvolvía como operadora de radar cuando una noche en que se encontraba desarrollando sus actividades laborales, fue violada por uno de sus jefes. Jenny denunció la agresión sexual de la cual fue objeto y obtuvo como respuesta que era “feminista”, “demócrata” y “lesbiana”. Y al cabo de poco tiempo recibió también la respuesta de ser enferma mental y por lo tanto incompetente para realizar trabajos militares, siendo despedida de sus funciones.
En la actualidad Jenny McClendon hace clases en una escuela superior civil, está casada y tiene cuatro hijos. Reconoce en una entrevista con la CNN que aún sufre de pesadillas varias veces a la semana, y que durante un tiempo, tuvo inclinaciones suicidas después de haber sido suspendida de sus funciones en el ejercito yanqui.
Anu Bhagwati, ex infante de marina y hoy día jefe de la organización Service Women’s Action Network, (http://servicewomen.org/) que ayuda a mujeres en la misma situación de Jenny, dice que “Es muy común que las victimas escuchen argumentos tales como que son unas ‘putas mentirosas’. “Este tipo de traición”, agrega Anu “aumenta mucho más el trauma que han sufrido, y muchas de ellas tienen series dificultades para superarlo”. Y continúa diciendo que “Esto es muy similar a un acto de incesto en una familia, en donde una persona en la cual tu confías, admiras y respetas es la autora de ese atentado.”
Una mujer que prefiere ser anónima, cuenta que fue maltratada y violada por un compañero de trabajo, y que cuando denunció los hechos a un suboficial ese le respondió que “No vengas a quejarte ahora, después que tuviste sexo voluntario con él.” Otra narra que un compañero suyo la intentó violar y al denunciar lo sucedido a un suboficial, recibió com respuesta que ”Olvidate de eso! Nunca ha sucedido!” y rompió la denuncia escrita en sus narices.
Diagnosticar a las victimas con ”perturbaciones síquicas de la personalidad” es el argumento preferido por los militares yanquis en esos casos, puesto que les permite despedir a esas mujeres, dejándolas sin ningún derecho jurídico o económico como el que disfrutan los veteranos de guerra, ya que esas “perturbaciones” no habrían sido provocadas por el ejercicio de sus funciones profesionales. Por el contrario, muchas de esas victimas han tenido incluso que devolver parte de los salarios que recibieron durante su carrera en el ejército yanqui! Una de las mujeres con las que la CNN entrevistó dijo que había tenido que devolver 2.800 dólares de sueldo recibido. Otra afirmó haber perdido toda su jubilación.
Y este es solamente uno de los problemas que caracterizan la ”ética” de los integrantes del ejército yanqui, quien se dice ser el “salvador de la moral y los principios cristiano-occidentales”. Vaya burla a la razón!
Fuente: Dagens Nyheter.
15 de Abril del 2012
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Guillermo Ortiz-Venegas ®
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