APOLOGO DE ARTEMISA:
Su enajenado mundo le confirmaba a diario que la justicia divina nunca existió, y que la terrenal nunca fue mejor que la anterior.
En qué o en quien creer? Existe alguien más que no sea su propia psiquis para delegar tamaña responsabilidad? Si ya no tenia fe ni en su propios pensamientos. Ya no existían lágrimas que expulsar. Simplemente, ya no quedaba ni siquiera la cuarta parte de la mitad de una, y por más que intentaba inventarse algo o alguien en quien creer no lo encontraba. Y trató otra vez - y solo para no cederle el dulce privilegio a nadie - de arrancar con sus propias manos el cuero que protegía su soma, buscar el camino más directo a lo que algunos llaman corazón, para exprimirlo plácida y lentamente una y otra vez, hasta que este dejase de funcionar. Con los despiadados segundos que corrían sin pudor alguno… recapacito, y se concientizo de que su corazón ya estaba tan petrificado, que ni aunque mil cruceros de lujo ejercieran fuerzas sobre él, nadie ya lo podría averiar. Y no perdió más tiempo en intentar llevar adelante tan descomunal hazaña.
Cuanto más tendrá que endurecerse su corazón, para seguir sobreviviendo?
Tania Ortiz
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