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reflexiónes desde las cloacas

Bacteria EHEC afecta a agricultores españoles. Y JE-JE-JE se ríen los ibéricos de los panameños

Bacteria EHEC afecta a agricultores españoles. Y JE-JE-JE se ríen los ibéricos de los panameños

(Mmm… Pues este no está nada de mal, ¡digo yo!)

 

La inestabilidad internacional provocada por la política expansionista yanqui en el planeta y todas las noticias que se escriben al respecto, ha quedado en esa bolsa de gatos que es la UE, momentáneamente a la sombra de la noticia de la aparición de la bacteria EHEC (Escherichia Coli) en el viejo continente.

Hace una semana atrás apareció en todos los diarios suecos, que esa bacteria estaba causando victimas mortales, y se comprobó que turistas que venían de Alemania, presentaban síntomas de infecciones provocados por ese microorganismo. Inmediatamente comenzaron las autoridades sanitarias suecas a pedir pruebas de análisis y controles de verduras que se vendían en ese país germánico. Los pepinos, ya afectados hace algunos años atrás por una estúpida regla de la UE que exigía que estos deberían ser rectos y no arqueados, son nuevamente los pecadores, acompañados esta vez por los tomates y la alfalfa.

Las autoridades sanitarias alemanas llegaron rápidamente a la conclusión que la bacteria en cuestión se encontraba en verduras provenientes de Andalucía. Y que era un abono que usaban los agricultores andaluces, el que habría provocado esta epidemia. Porque nosotros los alemanes no podemos haber cometido tal error. ¡Jawohl!

Esta noticia conllevó la INMEDIATA resolución de todos los países importadores de hortalizas españolas de cerrar sus puertas a contratos ya firmados. Los agricultores y campesinos españoles, ya afectados por una enorme crisis económica que atañe a toda la península ibérica, comenzaron a perder entre 175 y 200 millones de euros semanales.

Hoy día, se ha llegado a la conclusión que la raíz de esta epidemia está en Alemania y no en España. Y a través de su ministro de Agricultura, España está exigiendo una indemnización del 100% del monto de sus perdidas al gobierno alemán.

A la par con esto, y como muestra de la hipocresía y el oportunismo de la política mundial capitalista, el juez de la Audiencia Nacional (de España, por supuesto!) Ismael Moreno dictó el pasado 26 de abril auto de sobreseimiento y archivo de un caso de envenenamiento con un jarabe para la tos que ha llevado a la muerte a cientos de personas en Panamá y en el que estaba implicado un mayorista de productos farmacéuticos de Barcelona.

El caso se remonta a 2003, cuando la Caja de Seguro Social del país centroamericano licitó la compra de 9.000 kilos de glicerina para elaborar un jarabe que después distribuiría gratuitamente. El concurso lo ganó la panameña Medicom, que pidió el producto a una empresa catalana llamada Rasfer. Esta distribuidora, con sede en Barcelona, compró el producto a CNS Fortune Way en Pekín, China, que a su vez lo adquirió de una fábrica de Hengxiang. La glicerina viajó de Shanghai a Barcelona y de ahí a Panamá, donde se elaboró el jarabe.

Sin embargo, el producto que salió de China no era glicerina para consumo humano, sino un tipo industrial que contenía dietilenglicol, una sustancia venenosa. El jarabe fue elaborado por las autoridades panameñas y distribuido entre las clases humildes. La defensa de los afectados tiene documentados alrededor de 250 muertos, calcula que la cifra real asciende a varios cientos más y afirma que miles de personas afectadas seguirán muriendo tras pasar años de sufrimiento espantoso.

"Es como si hubieran archivado el caso del aceite de colza en España", asegura el abogado de los demandantes, Alejandro Sanvicente.

En ese país, un manejo irresponsable y criminal de este tipo de aceite produjo en la primavera de 1981 la muerte de 1.100 personas y el envenenamiento de otras 60.000, según la Organización de Consumidores y Usuarios de España, de los cuales 25.000 han resultado con secuelas irreversibles. (Nota del autor)

 

Pero volvamos al caso panameño. Tras dos años de instrucción, los afectados esperaban la apertura de juicio oral, que el juez Moreno ha descartado siguiendo la recomendación del fiscal.

La clave de la parte española del caso está en dirimir si la empresa Rasfer tiene responsabilidad o no en haber aceptado un pedido de glicerina industrial en vez de la glicerina para consumo humano que solicitó a China y haberlo despachado a Panamá sin analizar el producto. El juez Ismael Moreno señala en el auto de sobreseimiento que la empresa "es una mera intermediaria comercial" y que "no estaba obligada a realizar análisis alguno del producto".

Sin embargo, en el recurso contra el auto de archivo, la parte demandante detalla que la empresa de Barcelona tenía pleno conocimiento de que la glicerina que recibió de China no era apta para consumo humano, pues no estaba etiquetada como tal. Además, la gerente de la empresa, Ascensión Criado, imputada por imprudencia grave con resultado de muerte, declaró ante el juez que no sabía que el encargo era para hacer un jarabe y que tampoco sabía que la glicerina enviada desde China era para uso industrial.

Rasfer, de acuerdo con la petición de las autoridades panameñas, pidió a su proveedor que la glicerina fuera del tipo CP (para consumo humano). La empresa China, sin embargo, envió unos barriles etiquetados como glicerina TD. El abogado Alejandro Sanvicente argumenta que, aunque Rasfer no tenga la obligación administrativa de hacer un re-análisis de la mercancía, sí incurrió cuando menos en negligencia al reenviar a Panamá un producto que no era el que había pedido y con plena consciencia de ello.

El recurso del organismo público panameño afirma que Criado "resolvió las dudas en torno a la naturaleza del producto callándose y mandando la mercancía". Panamá considera que "este dato ya es decisivo para abrir juicio oral y solicitar severísimas penas". Los recursos están siendo estudiados por la sección segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia, que fijó como fecha de debate el 27 de mayo. La decisión firme acerca del sobreseimiento debe producirse en los próximos días.

Conclusión. El estado español chilla cuando lo aporrean, pero cuando ellos mismos aporrean a “países de las colonias”, como comúnmente llaman en España a los países de Latinoamérica, nada vale, ni nada cuenta, sino solo la palabra y la ley del conquistador arrogante.

 

Guillermo Ortiz-Venegas ®

guillermo_suecia@hotmail.com

 

Fuente: LibreRed.net

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