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reflexiónes desde las cloacas

Cuestiones sin asuntos de desiertos orientales

Cuestiones sin asuntos de desiertos orientales

(Visita también: Palestina)

Si quieres vengarte de dios, follame a mi! escribió la pitonisa Intifhas en su vientre con el cuchillo enmohecido que le ofreció Abdel Khaliq, el ángel de la menopausia, y cuyo nombre significaba ”Sirviente del creador” para que se quitase la vida después de haber violentado su vagina humeda. Llegar hasta alli no habia sido fácil. Primero tuvo que convencer a Intifhas que eso del pecado del acto carnal era cuestión de interpretaciones y que si bien es cierto la Morada en que los ángeles, los santos y los bienaventurados gozan de la presencia de dios, prohibia tales practicas viciosas, eran esas enteramente aceptadas siempre que se realizasen en la obscuridad del rincón más perdido del monasterio de la religiosidad oscura y mojigata.

Cansada ya de tanta bravuconada del barón de los cielos, que entre otras cosas la habia obligado a renegar de la calentura eterna que acompañaba su vida por génes maternos, paternos y algunos otros que pasaron cerca de su vida intrauterina, nunca logró entender eso de la castidad pues para ella el Amor era asi, con mayusculas. Y si ese se concentraba en su corazón o entremedio de sus piernas poca importancia tenia!
Decidió entonces Intifhas – a la sazón vírgen de penetraciones copulantes, pero no sub forma digitalis – permitir la entrada de una serpiente pecadora en su fruto, prohibido por el fanatismo religioso.

El suicidio de su hermana menor, ocurrido una mañana cuando el mundo aun no despertaba y las cloacas todavia estaban vacias de desechos, la convenció que el tal señor de los cielos que todos decian era benévolo, generoso y justo, no era más que una farsa sin razón de ser y decidió vengarse de él.
Y lo hizo convencida que el más bello de los naqir (en árabe: منكر): arcángel encargado del juicio de las almas) - de denominación distintiva y nombre de familia Shaitan, que antes de la creación del mundo habia encabezado una rebelión de ángeles en contra del status quo imperante inspirado en la imágen del malak Ernesto, (eras y siglos más tardes lo llamarian el “Che” para recordar que venia de un país en que el tango era sensualidad con música y el mate bebida amarga como la pampa en donde nació) cuya presencia en esos tiempos estaba vacante pero que más adelante apareceria por sucesión de mitos y leyendas – la ayudaria a desobedecer al todopoderoso, porque su amor al prójimo no conocia ni fronteras ni olores, ni sabores ni colores, y que tampoco hacia diferencias entre genitales o vulvas hermafroditas.

Y cuando fue copulada por los estertores incontrolados de Abdel Khaliq, el cual experimentó sensaciones divinas y satánicas en un solo acto caótico, dedujo que lo mejor era utilizar la astucia en vez de la fuerza, a fin de que en adelante se supiese que un enemigo vencido por la aplicación del poder físico, es un enemigo vencido a medias.
Sus orgásmos, serian entonces la venganza en contra del dios-tirano que habia decidido la prematura muerte de su hermana menor, la cual ya habia sido canonizada por brujas beatas que amasaban kebab con los restos de su alma en limbo, para ofrecerlas a bajo precio en los mercadillos y bazares que visitaban en su andar por el mundo, llevando mensajes subersivos de amor, transigencia y comprensión.

Si quieres vengarte de dios, follame a mi! escribió la pitonisa Intifhas en su vientre con el cuchillo enmohecido que le ofreció Abdel Khaliq, el ángel de la menopausia, para que se quitase la vida después de haber violentado su vagina humeda.

Rechazó tan bondadoso ofrecimiento con el don que caracteriza a los ingenuos y constató con algo de tristeza que más tarde y ya entrado el atardecer del futuro, su primo-hermano Ya´qub (también llamado Israel) las emprenderia con la arrogancia del advenedizo en contra de un indefenso pueblo asentado bajo los olivos silvestres de Palestina, árbol menos ramoso que el cultivado y de hojas más pequeñas, el cuál por su tronco corto, grueso y torcido provocaba alucinaciones eróticas en las féminas del lugar, las que con diligencia se habian ocupado hasta antes de su aparición de los quehaceres domésticos y cuidaban de sus haciendas y familas. El olivo fue talado de raíz para aplastar su figura, aplanándo su espesor para de esa manera envenenar también el poder de atracción que acarreaba un fin desgraciado para todos a quienes atraia, según los oráculos del lugar. Y como además su fruto no era la aceituna sino la acebuchina, el aceite de su cuerpo no era apetecible por los dioses los cuales comenzaron a usarlo en fritangas de orgias, en vez de aprovecharlo como esencias aromáticas celestiales que utilizaban para el cuidado de sus cuerpos invisibles.

Y como los olivos silvestres formaban parte de su dieta de diosa moribunda, Intifhas decidió pasear su presencia llena de protestas y mensájes culinarios por desiertos del Oriente, y poco a poco su existencia se transformó en piedras arrojadas por manos libertarias y aun cuando hoy día no son muchos los que conocen su orígen, su nombre se sigue gritando a todo pulmón bajo el eterno sol de Palestina: Intifada!, Intifada!

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