Indiferencia estructural
La pasividad y el desinterés, son el peor enemigo de todos aquellos y aquellas que luchan por una vida digna y justa
Porque la institucionalización de la discriminación, del rasismo, de la superexplotación, del machismo, de los prejuicios religiosos, del renaciente nazismo, de la lucha contra el terrorismo y de otros cuantos ismos más que le joden la vida al ser humano, son el peligro oculto más grande de la humanidad - después de la presencia yanqui en el mundo - que no muchos quieren percibir.
Escriban en todos los muros y paredes del mundo, pero sobretodo en vuestras conciencias, una pequeña reflexión en forma de poema, que Martin Niemöller escribió durante la Alemania de Hitler.
Martin (1892 1984), fue comandante de un submarino alemán durante la Primera Guerra Mundial, al termino de la cual abandonó su carrera militar, transformandose en teólogo evangélico y líder de la iglesia confesionaria de ese grupo religioso.
A raíz de sus protestas contra la intromisión del estado alemán nazi en asuntos de la iglesia, contra la ideología de la raza y del terror impuesto por los nacionalsocialistas, fue encarcelado y pasó ocho años (desde 1937 hasta finales de la Segunda Guerra Mundial, en 1945) entre los campos de concentraciónes de Sachsenhausen y Dachau.
Su magnífica y siempre actual reflexión, dice asi:
Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas,
callé;
porque yo no era comunista.
Cuando arrestaron a los socialdemócratas,
callé;
porque yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté;
porque yo no era miembro de ningún sindicato.
Cuando vinieron a buscar a los judíos,
tampoco protesté;
porque yo no era judío.
Y cuando me vinieron a buscar a mi,
ya no quedaba nadie que pudiese protestar.
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