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reflexiónes desde las cloacas

Locura

Locura

Esa vez que yo te amaba,

fue una vez,

nos dijimos lo posible,

lo imposible lo dejamos,

sin excepciones y dobleces,

- "tenemos joroba falsa",

susurraste con descuido,

en nuestras mentes hurañas,

se fue derramando el vino

algo que podía haber sido,

si no aparece otra cosa.

 

 

Nuestro amor era tan único,

egoista, muy grandote,

muy rebuscado, burgués,

tenemos el ala quebrada,

que no nos deja crecer.

 

 

Vuelo rastrero, de lado

aterrizaje forzado,

un huevo medio cortado,

muchas noches meditando,

que los puntos del camino,

hacen la rutina andando.

 

 

 Sin tí, la vida, desconsuelo

y tu  amor se impregnará,

en la calles de mi barrio,

donde existen las desgracias,

y en las noche olvidadas

los idiomas se confrontan,

fermentando el descontento

de viejos vientos de los pueblos

siempre en busca del  amor.

 

  

Barre la escoba el chisme de la puerta,

- anoche vieron a la de al lado

más puta que una cabra,

dios contemplaba emocionado,

en todas las esquinas,

de todos los idiomas

la luna erótica, el maullido del gato,

una puerta zaguán

una gaviota con su ala quebrada

zumbando los cipreses

muriendo cuasi sin ruído,

como yace la hoja parca y ocre

ventisca del otoño

cuando Eolo clausura

el último verano.

 

 

Jesús de copas

son dos los borrachos que acompañan,

locos del alcohol,

poetas del andamio y el arado.

Hablan de uvas, de vino y de ventanas,

de estribos, de aperos y de mañanas,

de alguien que recuerdan,

haciendo mitines solitarios,

discursos al Río de la Plata,

mensajes a las olas,

a los cantos rodados de las playas,

a la abstracta libertad

a los rebeldes,

a las calles negras del asfalto,

a lo que pudo haber sido

y quedó por el camino,

al aroma tierno de la lluvia nueva

cuando empieza a mojar la tierra llena.

 

 

Tan solo son palabras, yo te amaba

la vida es un intento,

y en la ventana,

el niño lee el futuro,

en su libro de cuentos ,

tan viejo como el hombre,

- la primera piedra,

mi primo el dinosauro,

esa enorme gallina,

de los tiempos de antaño,

el agua, el río,

dios, la propiedad privada,

la muerte y la tortura,

las grandes cárceles que se llaman estados,

una cuenta corriente,

un gran banco,

un préstamo financiado a muchos años,

a los pobres no les queda otros recursos,

que discutir con Jesús

la inversión menos costosa,

a largo plazo.

Te amaré mañana,

cuando los políticos, los soldados

y los curas dejen las calles libres,

que son las calles de todos los idiomas

de mi barrio.

Tu beso será en todos los suburbios,

toda la tierra agarrada de la mano,

dios ateo y Cristo protestando,

discutiendo el vuelto al carnicero,

que lo estafa en los pesos y en los gramos.

 

 

Marx y Bakunin, discuten en la esquina

sacuden fervorosamente el rabo,

que la ciencia, que dios, la rebeldía, la intuición, la materia, el viejo socialismo,

la estrategia, la toma del poder,

la extinción, la abolición de los estados.

Cristo borracho, le pide a Mayakovsky,

que le escriba a Federico,

que ama a los gitanos.

bronces de espada vienen, agarradas de la mano

y yo me quedé en la calle contemplando lo pasado,

por el puente del amor, agarrados del costado,

manifiestan las parejas, sus quejas desesperadas,

no son de dolor ni angustia,

son primaveras del alma,

que juntan la luna llena con el sol de las mañanas,

que van germinando brotes,

que cada uno escondido,

tenemos dentro del alma.

Yo te amaba, era domingo,

decidimos abolir la tristeza,

está prohibido mandar a otro,

te amaba y era lunes,

la injusticia esta demás en nuestro mundo,

prohibir los uniformes, martes,

el miércoles querías libertad,

lindo tesoro,

hay que luchar todos los días,

las semanas,

casi todos los meses del año,

en vacaciones hipotecamos

nuestra entrega.

El jueves querías aventuras,

derrotar al enemigo del espacio,

con Jesús de la mano en el quilombo,

con ritmo Gipsy Kings de los gitanos,

el viernes streeptease,

ser el cuerpo mujer,

contorneada en la barra,

carne morena, azufre, el diablo.

 

 

Esta prohibido prohibir

el agua de su río,

la noche de la poesía al revés,

la calle con dos izquierdas,

los faroles de luz de las esquinas

con lamparillas de milagros,

Mafalda tomada de la mano

de Quino con un lápíz

destripaba,

lo que Tupac Amarú

no hizo con la punta de la lanza.

 

 

Yo te amaba, era sábado,

te quería retener,

curar tu ala quebrada,

no sabía que el amor es solo un trazo,

un lápiz, un papel en blanco.

Dije la revolución, el hombre nuevo,

te reíste de costado,

meneaste las nalgas y sin apuro

suspiraste, como suspiran los pasados.

Lunes otra vez, leí la nota escrita,

- me voy porque te amo demasiado,

cerré la semana.

Escondí la joroba debajo del saco,

el ala rota del otro lado,

me sublimé con la libertad del continente,

el amor universal, los niños de la calle,

los que no leen en la prensa

sus propios asesinatos,

pensé en los negros de Ruanda,

el opismo de los chinos,

el turismo prostibulario,

Camboya vendiendo su inocencia,

el Tío Sam siempre matando;

en Putín y el príncipe Alberto,

me comí una tortilla de poesía,

mientras oía a Jesús,

con su oratoria de redentor post mortum

discutir con la reja y el andamio.

Te seguí amando ese lunes,

y quizás el otro, no recuerdo,

un viernes de no se que año,

se me cruzó otra manera,

mientras galopaba al cielo,

entre palabras consabidas,

las mismas verdades o mentiras,

acomodaba la joroba lo mejor posible,

y en la silla colgada,

el ala de mentira.

 

Héctor Díaz,

16 Agosto 07

 

 



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