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Despedida a doña Virginia Eliana Mallea Oyarce

Despedida a doña Virginia Eliana Mallea Oyarce

Hace unas semánas atrás recibí una llamada por teléfono de mi amigo Gastón Palacios, el cual pertenece a la ya casi en extinguida generación de los amigos que aún conservo de Chile y que viven en Estocolmo. Gastón es un pintor excepcional que ya he presentado en mi blog con anterioridad. En su llamada me dijo que su querida madre habia muerto. Doña Virginia Eliana Mallea Oyarce falleció a los 91 años de edad. Me anunció la fecha de su funeral, y por supuesto que le prometí ir a sus sepelios.

La noticia de la muerte de su madre me trajo un montón de recuerdos y reflexiones que se me vinieron a la memoria de manera espontánea, sin tener que escarbar demasiado en los laberintos de mi pasado.
A Gastón lo conocí en la Universidad de Concepción a comienzos de la década de los seténta cuando él era estudiante de Arte y yo, de Sociología. Nos unieron cuestiones ideológicas, pero también personales. Y por cosas ajenas a nuestra voluntad nos vimos en la obligación de abandonar nuestro país de orígen por decisiones que tomó Richard Nixon, a la sazón presidente de Estados Unidos y su marioneta favorita, Henry Kissinger, de poner fin al intento del pueblo chileno de definir su destino por sus propias fuerzas.

Nos reencontramos en Buenos Aires y allí conocí a doña Eliana, su madre, que lo acompañó a todas partes hacia donde lo llevaron los tormentosos vientos del exilio. Obligados nuevamente a salir de Argentina, llegamos a Bucarest, yo con mi pequeña familia a cuestas, y Gastón, con su madre a su lado. Y allí me di cuenta que el amor que él sentia por ella, era infinito.
Pasados unos cuantos años más en esa década del sesénta - que yo denomino como "decada de traslados" - nos volvimos a encontrar en Estocolmo. Yo ya separado, pero él siempre con su madre a su lado. Y asi fue hasta que, por esas casualidades de la vida y cuando en uno de esos paseos eternos en mi bicicleta de los que disfruto cada vez que el tiempo me lo permite, di por pasar frente a una casa que me llamó la atención por las flores que adornaban su entrada: era el hogar de doña Eliana. Me alegró el volver a encontrarla, y conversando con ella le recordé que en varias ocasiones ella habia cuidado de mi hija Tania en Rumania cuando yo, por asuntos de estudios o de trabájo la dejé a su custodia. Me miró con esa sonrisa tierna que siempre adornó su rostro, asintió con su cabeza y no dijo nada más.

Me trasladé del barrio cercano que nos hacia casi vecinos, y perdí contacto con ella por unos cuantos méses, hasta que me enteré de su muerte hace no poco. La voz de Gastón sonó serena cuando me dió la noticia, lo cual me dió a entender que la muerte no siempre tiene que ser triste: doña Eliana vivió 91 años, y todos ellos alrededor de sus hijos y nietos. Qué más se le puede pedir a la vida?

Me encontré con muchos viejos amigos que no veía hacian ya decenios, y mi reflexión fue que actualmente acudo a más funerales que a bautizos.

Un fuerte abrazo amigo Gastón, y para tu madre, una mujer admirable que estuvo gran parte de tu vida a tu lado, un descanso en paz!

Desde Södertälje

Guillermo Ortiz-Venegas

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guillermo_suecia@hotmail.com

Homos ya no existe

Homos ya no existe

Por JAVIER ESPINOSA, periodista del periódico virtual El Mundo.es


Cuando el sirio Abu Hatem vio la imagen del viejo restaurante arrasado supo que «el legado histórico de Siria y la coexistencia que había durado siglos se había roto en pedazos».

Porque Beit Al Agah era algo más que el principal referente culinario de Homs, famoso por sus sejuk (salchichas) o su kibbeh (albóndigas de bulgur, con cebolla y carne). También era un alegato a la historia más reciente del país, reflejada en su arquitectura: en realidad era una enorme casa construida en 1850 con todo el carácter ampuloso de la época otomana.

Pero, sobre todo, Beit Al Agah fue una metáfora de la cohabitación de las diversas comunidades y confesiones de Homs y, por ende, de todo el país. Un establecimiento situado en el barrio cristiano de Hamadiyeh donde antes del conflicto se entremezclaban suníes, alauíes.. Como me explicó en una ocasión un asiduo de aquel mesón, «aquí, nuestra única religión es la devoción por la buena cocina».

La mezquita de Khaled Bin Al-Walid no estaba lejos de Beit al Agah y la ciudad vieja de Homs. El templo donde se supone que descansan los restos del famoso caudillo musulmán del mismo nombre que conquistó Siria para el Islam en el siglo VII era otra de las visitas obligadas de cualquier turista que se personara en Homs.

Lo mismo que la iglesia de Umm al Zenar, erigida también en el siglo XIX y de enorme valor religioso para los cristianos que consideran que esa edificación acogía una faja que usó la Virgen María.

Los tres habitáculos fueron edificados en su día recurriendo a las famosas piedras negras de basalto que otorgaban el carácter inconfundible del centro histórico de Homs. Los tres resumían la diversidad cultural y confesional de esa villa. Ahora, cuando todos ellos han sido devastados por la furia de la guerra, también son una alegoría de un país que, como decía Abu Hatem, colaborador de la web Syriadeeply, se ha desmoronado a trozos.

Las imágenes de la desolación que ha sufrido la ciudad vieja de Homs, que se han difundido durante los últimos días al socaire de la evacuación del penúltimo reducto rebelde que existía en la urbe, ni siquiera son una novedad.

«Esto no es Hiroshima o Nagasaki en 1945, sino el barrio de Al Qarabis en Homs en diciembre del 2013», afirmaban los activistas de Homs en un vídeo que difundieron en aquellas fechas y que permitía apreciar la total desolación que sufría el centro de la ciudad.

Barrios como el citado de Al Qarabis, Jouret al Shyah, Hamadiyeh o Bab al Houd, en el centro histórico, o arrabales del entorno como Khalidiya o el tristemente célebre suburbio de Bab al Amar,quedaron reducidos a montañas de escombros. Edificio tras edificio cribados por la metralla, aplanados por los bombardeos.

Cuando los uniformados de Damasco asaltaron Khaldiyeh en julio del 2013, Rami Abdel Rahman -director de la ONG Observatorio Sirio para los Derechos Humanos- ya advirtió que tan sólo en ese distrito entre el 60 y 70% de las viviendas «estaban total o parcialmente destruidas, o inhabitables. Las imágenes de Homs nos hacen pensar que ha sufrido una guerra mundial».

Una opinión que parecía parafrasear esta semana Yacoub el Hillo. Según el máximo responsable de las operaciones humanitarias de la ONU, los estragos que ha sufrido el casco histórico son tan «increíbles y amplios» que esos barrios son «inhabitables».

Hillo ya había visitado en febrero ese enclave para evacuar a otro millar largo de sirios sometidos al asedio y ya entonces se mostró demoledor. «La ciudad antigua de Homs forma parte del Patrimonio de la Humanidad. Es un lugar donde durante siglos la humanidad fue rica en cultura, arte e historia», señaló. Al salir del bolsón cercado, Hillo dijo que había sido como acudir «un día al infierno».

Los cientos de personas -en su mayoría combatientes- que todavía permanecían resistiendo en el interior de la ciudad antigua vivían como «ratas», en expresión de un residente de ese lugar que habló con este diario en el 2013. «Estamos escondidos en cuevas. Hemos hecho agujeros entre las casas para no salir a la calle por temor a que nos maten los francotiradores. Además todo lo que hay fuera son ruinas», aclaró.

Los milicianos peleaban ocultos entre los cascotes, moviéndose a través de túneles, de las conducciones de aguas fecales... Comían desde todo tipo de hierbas a piel de vaca, carne de tortuga o saltamontes. Al Hillo recordaba como los sitiados le enseñaban fotos «de cómo eran antes. Todos dicen que han perdido entre 20 y 25 kilos».

Nada más recuperar el control de la ciudad vieja de Homs, el gobernador Talal Al Barazi anunció públicamente el inicio de la rehabilitación del núcleo urbano. Pero como aducía Abu Hatem, los edificios podrán reconstruirse «pero una vez que la coexistencia se rompe en pedazos es muy difícil recuperarla».

 

Guillermo Ortiz-Venegas ®

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guillermo_suecia@hotmail.com

Concierto en Piteå. Diciembre del 2013 (El racismo es una mierda!)

Concierto que se llevó a cabo a comienzos de Diciembre del 2013 en Piteå, ciudad ubicada al extremo norte de Suecia. Este evento se realizó como un homenaje a la música de Timbuktu, cantante sueco de HipHop que entre otras cualidades cuenta con la de ser un activo luchador contra el racismo y el neonazismo en el reino de juguete sueco.

Desde un punto de vista puramente personal, este video contiene algo muy especial: el baterista del grupo es mi hijo menor, Elias Valentin, en la actualidad estudiante de música en una Escuela Superior de esa materia, justamente en la ciudad de Piteå, y el integrante más joven de esa banda musical.

Escuchenlo con atención, disfrútenlo y no se olviden nunca que el desarrollo del pensamiento humano pasa por combatir toda forma de opresión, y que la pluralidad de opiniones en una sociedad multicultural, es la base de un audaz intento por lograr algo de democracia. Pero, por algún lado tenemos que empezar, y que mejor que la música para lograrlo! 

 Desde Estocolmo

Guillermo Ortiz-Venegas ®

 

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guillermo_suecia@hotmail.com


Carl Warner; fotógrafo creativo con vegetales y alimentos

JUGADORES DEL BARCELONA, DESPUÉS DEL TRIUNFO CONTRA SU ARCHIRIVAL, EL REAL MADRID EL DIEZ DE DICIEMBRE DEL 2011, EN EL BERNABEU

Un Chasqui trasplantado

Un Chasqui trasplantado

Desde Santiago de Chile, un poema de la poetiza Antonia Cabezas, en memoria de Héctor Abarca, entre otras cosas, director y fundador de la Radio Nueva América.
Héctor falleció el 9 de Marzo del 2009, en Estocolmo.


(Para Héctor Abarca)

El océano parece más oscuro, más espeso, más infranqueable
es como una gran pared de dificultades
que me impide llegar donde te dormiste para siempre
Yo estoy acá, donde tu pueblo no sabe salir del letargo
que le impone el sistema neoliberal
Pero tú jamás te aletargaste, parecías un chasqui trasplantado
desde el sendero del Inca, hasta el frío Estocolmo
no dejabas de dar tus mensajes, so pena de tu propia conciencia consecuente
tus pies aprendieron a quebrar el hielo de este extranjero camino
para avanzar adelante sin olvidar el pasado
tus manos amaron a tu compañera laboriosa como abeja del campo chileno
y tus palabras ,a través del aire, alentaron los sueños y los recuerdos de la patria
eras del aire, de las ondas hertzianas, de la oralidad comprometida
te digo adiós desde la palabra escrita, desde la poesía
deseando que la Pacha Mama te acomode un Tambo
para que por fin puedas descansar después de cumplir con creces tu misión en esta vida
jamás te olvidaré, aunque exista el oscuro océano
jamás te olvidaré, mientras tenga cerca una radio y exista un mensaje que entregar.


Antonia Cabezas

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H2O

H2O

(Visita también: estocolmo.se)


Dauno Tótoro Taulis

María Música, estudiante chilena de 14 años de edad, lanzó agua al rostro a la Ministra de Educación Mónica Jiménez cuando la Secretaria de Estado había dado unilateralmente por finalizado un “encuentro participativo en educación”.

La niña intentó, antes del hecho, buscar explicaciones (de boca de la Ministra) al por qué cuando ella y sus pares y profesores salen a las calles de las ciudades de Chile para demandar una ley de educación que signifique que en el futuro cercano y lejano nuestros compatriotas sean seres humanos y no alienígenas descerebrados, el Estado responda no con argumentos sino con bombas lacrimógenas, aguas urticantes, golpes de palo en las cabezas y patadas de energúmenos contra niños, niñas y maestros de escuela.

La Ministra que presidía el eufemístico “encuentro participativo” no contestó. Sus guardaespaldas suspendieron la cita. Lo de la niña, abrumada por el silencio y la indiferencia a modo de única y bastarda respuesta, es un argumento. Simbólico, pero tremendo argumento. “Era como hablarle a la pared”, dijo María Música horas más tarde al explicar su acción.

La Presidenta de Chile destacó el hecho como un “acto antidemocrático”. El vocero del Gobierno y otras autoridades describieron el suceso como “magnífica demostración de la incapacidad de diálogo de los estudiantes de Chile”. Otras personalidades públicas sugirieron de inmediato la expulsión de la alumna de su escuela, el traslado del caso a tribunales de justicia. La quieren castigar. Uno que otro estará pensando en colgarla del palo mayor o en lanzarla cerro abajo, para escarmiento y ejemplo. Antes abusaron de ella (ha estado cuatro veces detenida y ha quedado registro de sus hematomas en brazos y piernas) como han abusado de sus adolescentes pares con el guanaco, el zorrillo, la luma, el bototo, el silencio, la indiferencia, la sorna… pero, por encima de todo, con la tonta y vana convicción de que por ser chicos son nada y que están solos. Somos todos chicos y estamos todos solos.

Tengo una hija de la misma edad que la estudiante del jarro de agua, y un hijo de quince años. Hay otra de dos años que aún no ha sido bautizada por el lanza aguas. Sería el colmo. El de 15 ha llegado a casa mojado y asustado luego de cada manifestación pingüina. Y al día siguiente parte otra vez. Claro, cada vez que va, en casa quedamos con los dientes apretados. Debe ser porque algunos padres de mi generación tenemos experiencia respecto de lo que se arriesga.

De eso quiero hablar: conocí a la Ministra Jiménez. Sé de lo que estoy hablando.

Mucho antes de que la niña del jarro de agua naciera, en aquel ahora lejano 1986, fui expulsado de la Universidad Católica de Chile por participar activamente en el movimiento estudiantil que se agitaba en busca de democratizar la Universidad y el país. A sólo un semestre de terminar mi carrera, el Consejo de Rectores, por recomendación del por entonces mandamás de la PUC, Juan de Dios Vial Correa, decretó mi alejamiento de las aulas universitarias… las de la PUC y las de cualquier otra universidad del país… para siempre.

Se armó tremendo escándalo pues este “peligro para la convivencia académica” era dirigente de la FEUC, Consejero Estudiantil en el Consejo Superior de la Universidad y Presidente del Centro de Alumnos de su carrera.

Fue entonces que entró al baile la señora Mónica Jiménez, en aquella época Presidenta de la Asociación de Académicos de la PUC y miembro del Consejo Superior de esa casa de estudios, sitio en el que coincidía regularmente conmigo, para su desgracia y la de las demás autoridades pontificias.

Haciendo demostración de su “espíritu democrático y profundas convicciones católicas”, propuso al rector solucionar el entuerto mediante el diálogo. Fui citado a la oficina de Vial Correa, donde Mónica Jiménez, nuestra actual Ministra de Educación, me brindó una clase magistral de conceptos democráticos y del significado profundo del arrepentimiento cristiano. Dijo la señora Jiménez que le recordaba enormemente a su padre cuando este tenía mi edad, “igual de vehemente, de apasionado, de arriesgado en la defensa de sus erróneos principios políticos –su padre, me explicó ella, era militante de la ultraderecha de sus días”. Luego se extendió en una larga arenga en torno a un único concepto: a la Universidad se va a estudiar, no a hacer política. Para rematar, me hizo la propuesta que había convenido con el rector: que firmara un documento que habían preparado para tales efectos, mediante el cuál me comprometía a renunciar a mis convicciones políticas de izquierda; a renunciar a mis responsabilidades como dirigente estudiantil; a declarar públicamente ante la comunidad universitaria que me había equivocado al suponer que los recintos universitarios eran un campo de batalla más en la lucha contra la dictadura. “Firma este documento”, me sugirió, “y de inmediato la sentencia de expulsión quedará sin efecto”.

Soborno, incitación a la traición, cohecho, amedrentamiento. Esos son los principios profundamente democráticos que barajaba la señora Jiménez, la misma que hoy se reúne con los estudiantes secundarios y los profesores en jornadas de ““encuentros participativos en educación”. Aquella tarde de 1986 no encontré en esa oficina ningún jarro de agua a la mano. Sólo pude mirarla con lástima y desprecio, lanzarle una carcajada al rostro y salir de ahí con un portazo, cerrando para siempre cualquier posibilidad de convertirme en un profesional universitario, pero más convencido que nunca de todos aquellos principios de los que la señora Jiménez me intentó hacer abjurar.

María Música, por mí y por todos mis compañeros.


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Desde La Serena, un acto solidario

Desde La Serena, un acto solidario

Puerta fallece al no poder superar su crítico estado

Puerta fallece al no poder superar su crítico estado

LA CAPILLA ARDIENTE ESTARÁ EN EL PIZJUÁN DESDE HOY HASTA EL MIÉRCOLES

JESÚS SEVILLANO. Sevilla

Antonio Puerta no pudo superar su crítico estado y falleció a las 14:30 horas en el Hospital Virgen del Rocío este fatídico martes 28 de agosto. El joven futbolista del Sevilla, de 22 años de edad, se encontraba ingresado en el centro hospitalario desde el pasado sábado cuando se desvaneció en pleno encuentro ante el Getafe en el Sánchez Pizjuán. El lateral fue reanimado en el césped gracias a la ayuda de un desfibrilador y fue trasladado de inmediato a la clínica. Sin embargo, el futbolista internacional sufrió hasta cinco paradas cardiorrespiratorias camino del hospital que le provocaron severos daños cerebrales de los que desgraciadamente no ha podido recuperarse. En el parte que certifica el fallecimiento de Antonio Puerta se establece como causa de la muerte una encefalopatía postanióxica acompañado de un fracaso multiorgánico. El club sevillista ha instalado ya la capilla ardiente en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán para que el futbolista sea trasladado en cuanto se pueda y sea velado por familiares, amigos y aficionados. La capilla ardiente permanecerá instalada en el coliseo sevillista durante todo el martes y el miércoles para que el jueves se celebre el entierro del internacional español. Durante toda la mañana numerosos familiares, amigos y deportistas han visitado el hospital debido al agravamiento de su estado que finalmente ha desencadenado en el final que nadie deseaba. También se dieron cita numerosos aficionados que querían interesarse por su estado y que recibieron con mucho pesar el fatal desenlace. 

Uno de los grandes valores del fútbol español

Antonio Puerta era uno de los grandes valores del fútbol nacional.A sus 22 años de edad ya había debutado con la selección nacional absoluta y había conquistado cinco títulos (dos Copas de la UEFA, una Supercopa de Europa, una Supercopa de España y una Copa del Rey) con su club de toda la vida, el Sevilla. Su zurda, codiciada por los grandes de España y Europa, le convirtió rápidamente en una de las referencias del equipo más en forma del mundo, el Sevilla. 




Cartas al autor

INFORMACIÓN IMPORTANTE!

INFORMACIÓN IMPORTANTE!

De : vilmalvarez@gmail.com


* ES MENTIRA QUE LOS TRABAJADORES Y TRABAJADORAS SE ESTEN DESCOLGANDO COMO LO HA DICHO LA PRENSA AMARILLA.

* LOS HIJOS DE LAS TRABAJADORAS ESTAN SIENDO EXPULSADOS DEL COLEGIO LOS CIPRECES DE PROPIEDAD DE AGROSUPER, COMO MEDIDA DE PRESION.

* LAS CASAS DE LOS COMPAÑEROS QUE ESTAN A CARGO DE LA RESISTENCIA, FUERON ALLANADAS ANOCHE. 

Por favor, difundir! 

Luis Toledo, presidente 



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