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reflexiónes desde las cloacas

Quisiera recibir respuesta

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Ibamos a hacer tantas cosas juntos... Recorrer todo el rio Toltén en una excursión de 5 días, pescar pejerreyes en el lago Peñuelas, esparcir las cenizas del Viejo en su querido Tongoy y en el rio de sus amores... Yo había empezado a ir a verte junto con mis hijas a tu nueva casa de Rojas Magallanes hacia la precordillera. Habíamos empezado a acercarnos más de lo que habíamos estado en todo nuestra vida juntos (por lo menos es la sensación que yo tengo al respecto)... Cómo olvidar esas jornadas memorables dentro del bote bajando el rio, cuando nos daban ataques de risa de tanto hablar boludeces, o cuando conversábamos de temas cojonudos, o cuando nos nutriamos (o más bien yo aprendía de tí) de nuestras experiencias como padres.

Si bien es cierto que hubieron muchas cosas que no alcanzamos a vivir juntos me acuerdo con especial agrado aquella vez que estando en un boliche en el muelle de Tongoy, pidiendo una docena de empanadas de mariscos fritas, nos sentamos a esperarlas tomándonos unas refrescantes cervezas Corona. En eso estábamos cuando noto que desde una mesa al costado una hembra exquisita (andaba con su hijo pequeño) me mira. Por supuesto yo le correspondí. Te comento esta situación y tú me retrucas diciéndome que estabas en la misma pero con una amiga de la hembrita  que estaba sentada a su lado. En ese momento quedamos un poco sin linea, la cosa estaba dada. Putas que hubiera sido rico haber mandar al mundo a la concha de su madre! verdad hermano? Pero no, la realidad nos condujo por el camino fácil y volvimos con el aperitivo a casa. 
Como no acordarme también de nuestros duelos ajedrecísticos en donde estábamos parejos. Una lástima nunca habernos encontrado en el sitio del cheessclub.com o en el playchess.com para haber medido fuerzas 'virtualmente'. Lo último que supe de tí fue hace unos días cuando me llamaste super contento, porque le habías ganado en el playchess.com a un 2.000! Yo también me puse feliz porque sabía lo que significaba eso (por eso tú me llamaste). Saqué mi tablero y juntos reprodujimos y comentamos esa partida. Y sí, era un 2.000! y tú jugaste aquella vez como uno de ellos.
Hermano mio, me gustaría que algún día pudieras leer esta carta y mucho más me gustaría, algún día, encontrame con tú respuesta en mi buzón de correo.
Abrazos y cariños!
Tú hermano Alvaro

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